Si ayer eran los jueces los que les ponían las pilas a unos políticos carentes de iniciativa, coraje (y sobre todo de vergüenza) al intentar poner fin a las sangrantes injusticias que se dan en el mercado inmobiliario español, hoy le toca el turno a los periodistas.
Hartos de que los ilustres líderes de las diversas fuerzas politicas les dejen con la palabra en la boca en sus comparecencias públicas, al no permitir las preguntas, van a dejar de dar cobertura a aquellos que en campaña electoral quieran seguir con tan deleznable proceder.
Muchas de las libertades de las que gozamos en las democracias modernas, se deben en gran medida al trabajo, no exento de riesgos de los periodistas. Desde el famoso "Je accuse" de Zola en el Liberation, pasando por el Watergate hasta llegar al actual weak i leaks, la prensa ha tenido un papel decisivo en la consolidación de las libertades y en la denuncia de corrupciones y abusos de poder. Todos estamos en deuda con ella.
Aquellos políticos que pretenden amordazar a los medios de comunicación libres,evitando las preguntas para no dar explicación alguna de sus responsabilidades políticas, ya sea de gobierno o de oposición, se merecen, como mínimo, el desprecio.
Y muy especialmente cuando muchos de ellos han usado las televisiones autonómicas que controlan para la promoción personal, al más puro estilo Berlusconiano, sin importarles el endeudamiento en que las hacían incurrir.
Seguramente porque no lo tienen que pagar de su propio bolsillo, claro.
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