miércoles, 5 de enero de 2022

LA BANALIDAD EN POLITICA


 

 

Carlos Mazón ha sido el ungido por el Partido Popular para disputarle la Generalitat a Puig en las próximas autonómicas, que así es como funcionan las cosas en política y muy en especial en el PP.

Tiene el candidato unas maneras armoniosas en contraste con las de la desaparecida Bonig y su permanente griterío. Sin duda son más acordes con aquel intérprete de la canción melódica que fuera, aspirante incluso a representar a España en Eurovisión. Sin éxito, como se sabe; pero eso es lo de menos viendo como nos ha ido desde hace casi siempre en el certamen.


Lo realmente nuclear aquí es que el señor Mazón no ha hecho en su vida más que cantar y vivir de la política desde hace décadas con el principal mérito de no haberse visto salpicado hasta la fecha por las decenas de escándalos protagonizados por sus compañeros de partido. No es poco, bien mirado, cuando algunos, no se sabe si amigos o enemigos, le han llegado incluso a regalar el apelativo “hijo de Zaplana”.El mismo reconocía no hace mucho mantener cierto grado de contacto con el cartagenero, “menos que antes”, confesaba.


Es por eso que sorprende el tono y contenido del artículo publicado en DIARIO INFORMACION en el que se dedica a dar lecciones a todo bicho viviente sobre fiscalidad y progresismo. A mi me daría un poco de vergüenza. Es verdad que le han dejado un Partido en sus horas más bajas y tiene que levantar la moral a la tropa ( la deportiva, la otra se trae de casa o no es instalable) , pero eso es un juego niños comparado con el panorama con el que se toparían los infelices del Botànic al hacerse cargo de sus consellerias y abrir los cajones de sus despachos.


Habla con un desparpajo impúdico de impuestos progresivos y de rebajas impositivas , cuando milita en un partido gobernó la Generalitat Valenciana décadas, tantos años como los que él se ha dedicado a saltar de moqueta en moqueta de uno a otro despacho oficial, mientras todo ardía a su alrededor, y algunos, su padre político, entre otros, se forraban . Y él, candidato a gobernarnos, ni vio ni oyó nada.


Es posible que Puig no luzca su “sonrisa profident”, ni esté en condiciones peinar el envidiable tupe con que Mazón corona su testa , pero si calificamos de deshonesto y regresivo como hace Mazón, a quien preside un gobierno que en medio de la devastación a las primeras de cambio erradicara el copago sanitario del PP , redoblara los esfuerzos en dependencia, implantara la gratuidad de los libros de texto en la enseñanza obligatoria y rescatara la sanidad y pruebas diagnosticas privatizadas o ahora las ITV, con las que unos pocos se lucraron a costa de muchos, y todo esto, haciendo frente, por si fuera poco a una terrible epidemia, si lo calificamos como él hace, decía, como deberíamos calificar entonces a quienes protagonizaron todas las trapacerías que propiciaron nuestra ruina, entre ellas la de robar a unas monjitas o escamotear fondos a niños enfermos de SIDA, por ejemplo ? ¿ Y cómo, y esto es importante, a quienes como el Sr, Mazón, miraban hacia otro lado mientras todo eso sucedía?


Decía Hannah Arendt autora de “La Banalidad del mal”, que “ al actuar y al hablar los hombre revelan quienes son, revelan activamente sus identidades personales únicas”. .Mazón ha esbozado un autorretrato que deja poco espacio a la imaginación y aún menos cuando recientemente cambiaba a un puesto menor a la técnica jurídica que osara cuestionar la fiscalización de gastos de la Diputación que preside. ¿Les suena esto a algo?


El presidente del PP tiene prisa. “Ya es hora del cambio”, remataba en su artículo. “Estoy palpando ganas de cambio”, afirmaba tiempo atrás , pero en vista del lío que se trae con los conceptos, no sería de extrañar que el objeto de la auscultación táctil y por tanto las ganas de cambio fueran a materializarse en su propio partido. Las prisas no suelen ser buenas consejeras y en política menos.