viernes, 15 de mayo de 2020

“ABRAZOS PROHIBIDOS”



"A Juan Genovés, pintor Valenciano, In Memoriam"

                        No podrían haber elegido los de Vetusta Morla mejor momento para lanzar a los cuatro vientos el tema que da título al presente artículo. Lo hacen en un país y continente donde  se dan  cita  todos los males del siglo XX  ,”el odio, las fronteras y el miedo”,  como decía Edmundo de Waal en un reciente artículo. Por si fuera poco a estos se le ha acabado sumando esta “peste”, versión 3.0  que no deja de ser el COVID19 y que ha  sembrado devastación, miseria y desconfianza por doquier.
             Esta última, la desconfianza, prima hermana del miedo, corroe nuestra propia condición humana, y nos priva en las  situaciones límites  a las que miles de personas se han visto sometidas, de mostrar la compasión y el afecto que hubieran ofrecido sin dudar en condiciones normales, con  el  abrazo a un ser querido en el  último tramo de sus vida, pongamos por caso.
            Era un gesto ,- el abrazo, digo-  que pasaba desapercibido, que teníamos de algún modo automatizado y que se “disparaba” en las ocasiones realmente especiales, entrañables, porque implicaba cercanía, contacto,  calor físico; pero también  de espíritu, una simbólica aproximación de corazones. No es extraño por tanto que tras estas cinco interminables semanas de confinamiento se le haya empezado a reivindicar y poner en valor. Lo echamos de menos.

            Pero el abrazo tiene también  otra vertiente  más trascendente si cabe  que no deberíamos desatender
            Cuando acabamos de conmemorar el aniversario de la rendición nazi y de celebrar el Día de  Europa,   no se debería  olvidar  que el periodo más largo de paz y prosperidad  vivido e este convulso continente se ha forjado en buena medida,  precisamente, a base de abrazos.

            Como el que la Gran Bretaña de Churchill  en solitario  brindara a la Europa esclavizada por Hitler,  que reivindicaría años más tarde“Greece will never forget how much we gave from the little we had” (Grecia nunca olvidará lo mucho que dimos , teniendo tan poco”); como el posterior abrazo de EEUU a Gran Bretaña y a Europa en su conjunto al entrar en la contienda  o  el providencial  Plan Marshall ; como el de Alemania y Francia en su histórica reconciliación que allanó el terreno para el proyecto Europeo, o el de los propios alemanes con la caída del Muro, o el de los portugueses en su Revolución de los Claveles y su emotiva Grandola Vila Morena o finalmente  el nuestro, el de la transición, que tan bien  reflejara Genovés en su cuadro del mismo nombre.

            Los efectos benéficos del abrazo, son pues indiscutibles, pero lo son aún cuando vienen mal dadas ,en mitad de una galerna como la que  nos azota en estos momentos. Hacer piña, arrimar el hombro, remar en la misma dirección, ser honestos,  es una cuestión de pura supervivencia.  Lo primero es no zozobrar. Así se ha entendido en toda Europa. Tiempo habrá para el reproche y la rendición de cuentas. Bastante tienen los gobiernos  de turno con lidiar   el morlaco que les ha tocado . Así se ha entendido en toda Europa  decía…, menos  en España.

            Tenemos aquí una derecha, (con los nacionalistas no pierdo más el tiempo) que lo que quieren es  hundir el país para después rescatarlo  , según  Montoro en un rapto de sinceridad. Lo que pasa es que ya sabemos a quienes les da siempre por arrojar por la borda con tal de  salvarse ellos ; de nuevo tenemos  aquello de  “jugamos como digo o  rompo el juguete”, Cuarenta años de franquismo les extendieron, es lo que creen, la escritura de propiedad .

            Decía Marco Aurelio, por cierto, víctima él mismo de la peste,  que había que actuar con prudencia y decir siempre la verdad. Poco hay más prudente  aquí y ahora que curar heridas, ahuyentar a la muerte y  desterrar a la oscuridad, como reza  la canción. Pero este Partido Popular de Casado, instalado en una permanente impostura, el único abrazo que al parecer está en condiciones de dar al país , una vez más  es  “ el abrazo  del oso”, especialidad de la casa .
El dragón al que se enfrenta España tiene, a lo que se ve, más de una cabeza.