jueves, 5 de febrero de 2015

"Los años que nos quedan por vivir" (Diario INFORMACIOn DE ALICANTE, 5/02/2015)

“ LOS AÑOS QUE NOS QUEDAN POR VIVIR” La multitudinaria manifestación de Podemos ha servido para refrendar a un tiempo las esperanzas más optimistas de los unos y confirmar los peores presagios de los otros , pero en definitiva, no creo que haya pillado por sorpresa a nadie. Es cierto que ha habido otros países que han sido pasto de la crisis como el nuestro; es posible incluso que de forma más virulenta, pero aquí, a la terrible crisis económica con cuyos terribles efectos nos desayunamos, almorzamos y cenamos cada día, ha habido de sumarle otra tan grave o más que la anterior: una devastadora crisis de valores, que nos ha pillado a todos con el paso cambiado. Los principales partidos nacidos directa o indirectamente al albur de la transición española se debaten en estos momentos por desvincularse de los casos de corrupción que amenazan con dar al traste con los escasos vestigios de credibilidad que les puedan quedar. El PP, con todos sus ex tesoreros imputados y el penúltimo recientemente liberado y sin bozal, tiene asegurada de entrada sus días de gloria y cuota de pantalla a escasos meses de unas elecciones. La monarquía, que en la figura del Rey Juan Carlos había conseguido aglutinar a una inmensa mayoría de españoles por su oposición al golpe del 23 F, en lo más parecido a un proyecto común de país que probablemente hayamos podido tener nunca en la historia, se ha venido abajo como un castillo de naipes al que no hacen más que crecerle “los enanos”. Los sindicatos por su parte, andan en sus horas más bajas : los ERES en Andalucía y su papel en el saqueo de Bancaja puede acabar resultando en la puntilla que les finiquite cuando más falta nos hacen a todos. La patronal no está tampoco para tirar cohetes entre dirigentes dimitidos o encarcelados y el dúo día Blesa y Rato se acerca cada día más al banquillo rodeado por su particular coro de los ochenta ladrones de Bancaja y todo un referente para la transición como Pujol arrastrándose por los juzgados con su esposa cada día recuerda más a la patética figura de Nicolás Ceaucescu y su mujer , aunque confiemos en que no tengan su mismo dramático final La iglesia no podía quedar al margen de esta vorágine de ignominia y ha conseguido una meritoria posición de honor con las inmatriculaciones de marras, de las que el caso de la Mezquita de Córdoba no es sino el más escandaloso ( y temerario, dadas las circunstancias), sólo superado en indignidad por los continuos escándalos de pederastia que no dejan de estallar en su seno mientras los obispos miran hacia otro lado. Si a este dantesco panorama sumamos los cuatro millones de parados, de los cuales la mitad no perciben ningún ingreso, y lo aliñamos con recortes variados, copagos y desahucios, lo menos que nos podía pasar es el surgimiento de un partido como Podemos que no hace más que canalizar la profunda indignación de una gran parte de españoles que no mucho tiempo atrás hubiera desembocado sin duda en un estallido social de imprevisibles consecuencias. Los problemas son tantos y tan acuciantes que esta vez no se ha podido esperar que el PSOE ( con el que sin duda se han dado los mayores y tal vez únicos avances en democracia en nuestro país) deshoje la margarita para ver si “son galgos o podencos”, en especial tras el último gobierno de Zapatero y se ha optado por tirar por la calle de en medio. Personalmente, me duele profundamente las bobadas que suelta a primeras de cambio alguien a quien en su día admirara profundamente, el ex presidente González, que casi siempre barren para casa (las suya, que se diría no es la de la mayoría de españoles). Me molestan `pero ya menos, porque ya se les conoce, a los dos, las trapacerías de Zapatero y Bono, pero lo que me abrió en canal fue ver a espaldas de Pedro Sánchez en el congreso de Valencia la imagen de un tejado simbólico que daba cobijo al lema Casa del Pueblo, cuando ante él sólo tenía a una pléyade de cargos orgánicos descorbatados para la ocasión, mientras que en la Puerta del Sol se habían congregado cientos de miles de ciudadanos dispuestos a aupar a la cima a un grupo de amiguetes del que se sabe poco más que sus nombres y que despachan con inquietantes “tics” algunos asuntillos que sobre ellos han trascendido a la opinión pública Lo más duro de la cuestión es que esos miles de ciudadanos no han abandonado las simbólicas “casas del pueblo” socialistas de motu propio, sino que más bien se les ha invitado a dejarlas expeditas en una suerte de desahucio moral y ideológico, coronado por alguna que otra guinda, como el reciente Pacto Antiterrorista con el PP. Pintan bastos y deberían estar alerta Pedro Sánchez y los suyos no sea que también las Casas del Pueblo, hayan sido vendidas de forma sibilina e inadvertida a algún “fondo buitre” como ha sucedido con las viviendas sociales del Ayuntamiento de Madrid.