Todo en la Comunidad Valenciana , desde siempre ha tendido a la exageración, a lo hiperbólico. ¿ Cómo si no se podrían entender las fallas, o "les mascletades", que son mejores cuantos más sordos dejen en su insoportable petardear?.
Ahora bien, desde que nos gobiernan la Rita, el Camps el Fabra & CIA, hemos llegado a unos extremos que se podrían calificar de delirantes.
Si la Presidenta de la Comunidad de Madrid inaugurara no hace mucho un hospital de "adrezzo", en el que las incubadoras, que eran prestadas, iban desaparecierando, apenas hubiera pasado la dirigente popular, nuestro inefable Carlos Fabra, en su penúltima ocurrencia, ni corto ni perezoso, va e inaugura un aeropuerto en el que no pueden volar, de momento aviones. Ante la hilaridad que semejante ocurrencia despertara en propios y extraños, lejos de arredarse, crecido como está por la lentitud de la justicia que le persigue, pone autobuses para que la gente pueda acercarse a las desiertas pistas a comerse un bocadillo de tortilla de patatas.
Le ha debido de sobrar dinero al Presidente de Diputación de Castellón y parece ser que ha decidido invertirlo en inmortalizarse a él mismo haciéndose construir una estatua de bronce de varias toneladas de peso.
La fortuna no parece haberle acompañado en esta ocasión y nos hemos despertado con el sobresalto de conocer que la obra de arte ha sido sustraida por algún desaprensivo.
Que no cunda el pánico, nos han venido a decir político y artista: estaba asegurada. Además ha quedado una de sus tres manos, inmensa y de más que dudoso gusto, pero eso es lo de menos. Un ciudadano se preguntaba esta mañana en una cafetería, para qué diantres querría tres manos. Todo le parecía sospechoso; dimensiones del monumento, el carísimo metal de fabricación , la solitaria mano... para acto seguido apuntar que en algunas culturas se suele amputar dicha extremidad a los amigos de lo ajeno.
Gracias a la previsión del artista, en este caso, al Fabra (de la escultura) aún le seguirían quedando dos.
Ahora bien, desde que nos gobiernan la Rita, el Camps el Fabra & CIA, hemos llegado a unos extremos que se podrían calificar de delirantes.
Si la Presidenta de la Comunidad de Madrid inaugurara no hace mucho un hospital de "adrezzo", en el que las incubadoras, que eran prestadas, iban desaparecierando, apenas hubiera pasado la dirigente popular, nuestro inefable Carlos Fabra, en su penúltima ocurrencia, ni corto ni perezoso, va e inaugura un aeropuerto en el que no pueden volar, de momento aviones. Ante la hilaridad que semejante ocurrencia despertara en propios y extraños, lejos de arredarse, crecido como está por la lentitud de la justicia que le persigue, pone autobuses para que la gente pueda acercarse a las desiertas pistas a comerse un bocadillo de tortilla de patatas.
Le ha debido de sobrar dinero al Presidente de Diputación de Castellón y parece ser que ha decidido invertirlo en inmortalizarse a él mismo haciéndose construir una estatua de bronce de varias toneladas de peso.
La fortuna no parece haberle acompañado en esta ocasión y nos hemos despertado con el sobresalto de conocer que la obra de arte ha sido sustraida por algún desaprensivo.
Que no cunda el pánico, nos han venido a decir político y artista: estaba asegurada. Además ha quedado una de sus tres manos, inmensa y de más que dudoso gusto, pero eso es lo de menos. Un ciudadano se preguntaba esta mañana en una cafetería, para qué diantres querría tres manos. Todo le parecía sospechoso; dimensiones del monumento, el carísimo metal de fabricación , la solitaria mano... para acto seguido apuntar que en algunas culturas se suele amputar dicha extremidad a los amigos de lo ajeno.
Gracias a la previsión del artista, en este caso, al Fabra (de la escultura) aún le seguirían quedando dos.
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