Al final resulta que los pepinos no han tenido la culpa de la muerte de los desafortunados ciudadanos alemanes. Hay pocas dudas sobre la precipitación de las declaraciones de unas autoridades germanas que han armado " la marimorena" y puesto patas arriba la economía de un sector que en nuestro país supone casi un dos por ciento del PIB.
Sin ánimo de disculpar a nadie, tampoco lo tenían fácil. En estas mismas páginas glosábamos un trágico episodio que sucediera en nuestro país en la década de los ochenta y el ridículo de la ministra de sanidad del Partido Popular dando a la ciudadanía su revolucionaia receta para un "caldito sin huesos de ternera", por la enfermedad de las "vacas locas", hace tiempo que ha pasado a la historia de lo sublime.
Lo cierto que esto ha puesto en evidencia la debilidad de las costuras europeas, la prepotencia de unos, los complejos de otros y la timorata actitud de unas autoridades en Bruselas, que ha sido casi lo peor, exceptuando, claro está , lo de los fallecimientos de unos inocentes consumidores.
No es creible aquello de la firmeza que algunos exigen frente a Europa en general y Alemania en particular, cuando a nadie se le escapa que la única solución posible , que es recuperar la confianza de los mercados, precisa de la necesaria complicidad de esas mismas autoridades. La reparación económica no es suficiente, porque sucede que al día siguiente se debería estar en condiciones de reanudar las exportaciones.
Siempre se puede encontrar algo positivo; también en esta ocasión . Por mucho pepino que se zampen Rajoy y sus conmilitones, una vez más, como en el caso de la presión de los mercados sobre la deuda española, y la aprobación de las medidas de ajuste en el Parlamento, se les ha vuelto a ver el plumero. Para ellos, cuanto peor, mejor...
Alguien debería ser capaz de juzgarles por alta traición, pero me temo que Garzón no está en sus mejores momentos.
Ya se han encargado algunos de que así sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario