Ya lo dice el refrán: " a perro flaco, todo son pulgas". Hay un centener de pueblos o algo más,según tengo entendido, cuyo gobierno puede ser progresista, esto es...si Izquierda Unida quiere.
Nunca acabé de creerme la afirmación de Cayo Lara cuando aseguró que ni por activa, ni por pasiva, su Partido facilitaría el acceso al poder a los conservadores. Unos días después ya la habían liado.
Podrán ponerse todas las excusas que se quieran. Los socialistas no son unas hermanitas de la caridad y estoy convencido que las habrán hecho de todos los colores en algunos de esos pueblos. Estoy dispuesto a conceder que los enconamientos personales son los más difíciles de sortear, especialmente en las localidades pequeñas, pero dar el gobierno de cientos de municipios en contra de lo que predicaran en las elecciones a diestro y siniestro, con la que está cayendo, clama al cielo.
Personalmente, nunca me lo creí y además, llueve sobre mojado. Recuerdo como si fuera ayer el triste final de un político al que almirara yo en alguna ocasión, Julio Anguita. Un auténtico fantoche, bailándole el agua a Aznar, en nombre de una ridícula teoría del "sorpasso". Según él, su formación iba a adelantar en seguidores al PSOE, por la izquierda. Lo único que consiguió fue reducirla a una presencia casi testimonial en el Parlamento, la consolidación de la derecha durante largos años en el poder y también, todo hay que decirlo, una cómoda reincorporación a su vida laboral, sin prisas, tras disfrutar de una extraña sinecura en el congreso que le consiguiera Aznar como pago a sus servicios prestados.
Por mi parte tuve la desgracia de vivir en primera persona algo similar en L'Alfàs del Pi, donde primero Izquierda Unida, y después una tránsfuga sustenttaron un gobierno del Partido Popular ante la pasividad de sus estructuras superiores, por mor de la tan traida y llevada, (por ellos) "autonomía municipal".
La tradición cainita de esta formación política la tiene sobradamente acredidata. Si todo lo que hemos dicho les parece poco,no tienen ustedes más que cogerse el maravilloso libro de George Orwell "Homage to Catalonia" (" Homenaje a Cataluña"). Nos relata el autor como, siendo un joven brigadista en nuestra Guerra Civil, si no sale por piernas, no lo hubiera contado, y no por las balas franquistas, sino por las de los comunistas, porque a los anarquistas como Orwell se las tenían jurada.. Así les fue en la guerra.
Es cierto que la situación ahora, en principio es menos dramática, pero si la simple mención del "sorpasso" resulta desternillante en las actuales circunstancias , cuesta mucho de imaginar qué se disponen a hacer con los restos del naufragio.
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