martes, 12 de marzo de 2019

PACTANDO CON LOBOS


PACTANDO CON LOBOS



Nos las prometíamos muy felices con la aparición de Ciudadanos y su desembarco en  la política nacional. Su ejecutoria en Cataluña, luchando en desigual combate contra el nacionalismo desbocado fue digna de admiración. Será muy difícil olvidar a  la Arrimadas de la vergonzosa sesión plenaria del 10 de octubre defendiendo sus convicciones y derechos democráticos, que allí y entonces eran  también los nuestros.  Una actuación vibrante que hizo palidecer la del resto de grupos de la oposición aunque Iceta y Cosculluela  se despacharan  también con dignidad.

            Por fin íbamos a contar con una derecha  europea, una bocanada de aire fresco que habría  de ventilar la confrontación política frente a un PP ahogado por el hedor   de la  corrupción que gangrenaba ya la mayor parte de sus estructuras.

            Era, en definitiva, un tercero en discordia; una  España distinta de esas dos  de Machado que tradicionalmente nos habían “helado el corazón”  . Un signo pues de modernidad y  madurez de nuestra democracia. Traían, además , la mochila vacía; esto es,  sin hipotecas ni cuentas pendientes, ni  en lo político ni en lo personal, que siempre es una ventaja. Podían por tanto desbrozar caminos y tender puentes para el diálogo; buscar puntos de encuentro, común denominadores, hacer política en resumidas cuentas. La diosa Fortuna, por fin, nos sonreía.

            Pero hete aquí que tras nueve meses del gobierno socialista de la moción de censura y poco antes de todo tipo de comicios electorales, Rivera olvida sus postulados y apuesta por la confrontación que tan buenos resultados le diera en Cataluña, por otra parte, aunque aquí lo haga contra partidos democráticos socios en la defensa de la Constitución.  Cava  trincheras y rodea de alambre de  espino  unos escaños que se le auguran menguantes en alocada competición  con  PP y VOX. En su desesperación por  evitar  la insignificancia,  no duda en echar manos de la heroína del 10 de octubre a quien  que arrastra  a la arena nacional en una suerte de Juana de Arco 3.0, que  en esta ocasión  coge el tren al vuelo y sin hacerse  de rogar. Los efectos que su deserción y  “tocata y fuga” puedan   tener  en Cataluña estos momentos es lo de menos.

            Sucede sin embargo que los tiempos de  holgadas mayorías han pasado a mejor vida y  los votos  podrían  determinar como única solución viable (o la más razonable) ese pacto con los socialistas del que él  ha abjurado.

            Haría bien el señor Rivera en recordar que las alambradas y trincheras de la Gran Guerra acabarían convirtiéndose en trampas y tumbas  para muchos de sus  moradores. Sería una lástima que esto mismo sucediera con Ciudadanos porque  así como VOX era y es perfectamente prescindible, ahí está el PP de siempre , aquí  se echaba  de menos  una derecha  con propuestas en lo social y  económico  más acordes con nuestro tiempo y  a la que “The Economist”, por cierto,  auguraba un brillante porvenir, al contrario de lo  que  acaba de hacer tras su pirueta final.

            En política el tiempo se estira hasta el infinito y no es descartable que entren en razón. El panorama de momento  es inquietante, con descalificaciones, insultos , candidatos que presumen de ir armados y ahora, además, trincheras y alambre de espino. Y cuando los remedios son peores que la enfermedad sólo  queda  fiarlo todo a la providencia o al proverbial optimismo de Sánchez, cualidad definida por Guillermo del Toro en TIME esta semana  como “el instinto de respirar cuando nos ahogamos”,  lo que nos sucederá a todos, ahogarnos digo,   si se impone una vez más el grito  a la palabra.

            Confiemos pues en el buen criterio de los ciudadanos y que  con sus votos respondan la retórica pregunta de Guerra  (“¿ Hay alguien ahí?”) demostrándole que los que están tal vez no sean los que probablemente él esperaba,  por el bien de todos, incluso el suyo propio

domingo, 13 de enero de 2019

"CON LA MUERTE EN LOS TALONES"





            “Uno no es de ninguna parte hasta que no tiene un muerto enterrado bajo tierra”, clamaba  José Arcadio Buendía en  “Cien Años de Soledad” y en Cataluña, a lo que se ve, tiene una pléyade de seguidores desquiciados por extender la primera  escritura de propiedad.
            Si un día reclama un miembro del Govern, una víctima en el altar de la credibilidad del “Procés”, al poco se despacha el histrión de Torra con una loa a la vía eslovena, pavimentada como se sabe sobre los restos de 60 desgraciados, que son siempre los que acaban pagando el pato.
            Poco más tarde intervendría  Tardà para matizar. Los muertos que los pongan los de enfrente y alude a los desastres de Anual y del 98. Una postura con más “seny”, viendo quiénes han hecho un uso más proactivo de la violencia, ( “cualquier cosa que ocurre con violencia o brusquedad”, María Moliner), o quiénes han tenido la divertida ocurrencia de ahorcar monigotes de puentes de autopista,  desenfadado canto a la vida y a la convivencia donde los haya.
            Y mientras tanto otros aseguran que esta vez la Reconquista empieza por el Sur con una espectacular subida  de la extrema derecha aún por digerir que no se sustenta, y esto es lo verdaderamente notable, en programa electoral alguno porque “cuando se tiene una buena dosis de odio no hace falta esperanza”, según Faulkner.. Algo parecido a lo que TV3 reprochaba al Govern en una brillante parodia del último anuncio de IKEA.
            Cómo es posible que Cataluña haya caído en una situación tan dolorosa como la que está a punto de producirse”, se preguntaba  Tarradellas con amargura hace cuarenta años en una carta dirigida al director de La Vanguardia, alarmado al ver como se empezaba a incubar el huevo de la serpiente que nos acaba de eclosionar. Pues como siempre, porque no es la primera vez que nos sucede. Por una perniciosa combinación de intereses, incompetencias o incomparecencias de los “hunos” y de los “hotros” del imprescindible Unamuno y por la impagable contribución de los independentista con su atávica manía de morder la mano de quien  con más deferencia les trata.
            En realidad, y eso es una ventaja, no nos queda mucho donde elegir. O ponemos en marcha la máquina de fabricar independentistas, esta vez en modo turbo-Vox, o buscamos una fórmula que nos permita retener a los dos millones de catalanes que se oponen heroicamente a la independencia y  con un poco de suerte recuperar a algunos de  los muchos que se han visto arrastrados hacia ella.
            No hay color y el puente aéreo Tarradellas- Adolfo Suárez que unirá a partir de ahora Barcelona con Madrid tal vez  debería indicar  la senda que cabría  transitar para huír del precipicio al que según la prestigiosa revista TIME, nos dirigímos “…hurtling towards the brink”
            Por tanto no queda otra que remover la venda de prejuicios y odio que  impide ver lo sustancial. Lo  que traían por ejemplo, muchos diarios  en las portadas en las que se podía leer como la justicia condenaba a Ana Botella por el presunto desfalco en la vivienda social de Madrid y como el Gobierno acababa de subir el salario mínimo y actualizaba las pensiones. Urge poner el foco en lo que de verdad nos afecta a todos: en la educación, en la sanidad, en la dependencia. Hay que aventar con determinación la llama de la esperanza para que de nuevo prenda en el espíritu de la ciudadanía y dejar  al fin  sin coartadas a los farsantes y salvapatrias.
            En ningún sitio está escrito que estemos condenados a repetir la historia. Por una vez, démosle un quiebro. Aprovechemos, además que, contrariamente a la Ursula de “Cien Años de Soledad” que replicaba desafiante a Jose Arcadiosi es necesario que me muera para que se queden aquí, me muero”, estos lideres del Procés, afortunadamente no tienen  madera  de héroe ni mucho menos de mártir.; con un Puigdemon placidamente instalado en Bruselas y un Torra que el máximo sacrificio que ha estado dispuesto a hacer es privarse de las magdalenas de dos desayunos.
            Créanme, hay esperanza.

jueves, 6 de diciembre de 2018

"MALAMENTE" Diario INFORMACION de Alicante, 5 de diciembre de 2018


MALAMENTE




            Como la canción  de Rosalía, catalana que rapea el flamenco o a la inversa, los resultados que nos han deparado las elecciones andaluzas, más que malos han sido fatales. De alguna manera  se ha hecho bueno aquello de que, “todos la mataron y ella sola se murió”; aunque para  serles sincero la interesada ha dado mucho de sí, ( ERES aparte, claro).

            Cómo olvidar aquello de “lo quiero muerto” ( a Pedro Sánchez) cuando arropada el aparato  se las prometía muy felices sin reparar , Ay!, que lo que acaba contando es el voto de la militancia. O el “no voto”, la abstención, que en el caso que nos ocupa ha sido la que ha propiciado la hecatombe final.

            Lo que ha acabado por ganar es el hartazgo de unos y la desilusión de otros y luego está, claro, las bajas pasiones aventadas por la cuestión catalana, manejada de la peor manera posible por la incompetencia de la derecha y los complejos que la izquierda  arrastra en este asunto
 desde tiempos inmemoriales.

            No me extrañaría que a estas alturas siguiera Teresa Rodríguez buscando a todos los indignados del 15M que le dieron plantón, sin entender, y eso es lo realmente grave, que son ellos mismos, los abstencionistas, los que ya no se reconocen en su formación. Una formación que se ha doctorado ( y esta vez de verdad) en todas y cada una de las prácticas políticas que tanto denostaban  en los viejos partidos. Han sembrado  su corta trayectoria política de cadáveres de represaliados, aunque conserven al lobotomizado Errejón  que cada vez recuerda más al  Nicholson de “Alguien voló sobre el nido del cuco”. Han desarrollado con notable habilidad querencias pesebriles y convertido los círculos de antaño en un solitario  triángulo equilátero desde cuyo vértice superior se atisba el ceño  fruncido del líder espiritual, siempre presto a fulminar a todo quien ose no  bailarle el agua.

            Lo de la dacha  con estanque y piscina en cómodos plazos seguro que tampoco ha contribuido a insuflar  ánimos.

            Esos, y no otros son los mimbres con los que se han confeccionado estos tiestos. Doce ultras, doce, en el Parlamento Andaluz y una derecha política y sociólogica que se apresta a cobrar facturas o a emitirlas tras una travesía del desierto de décadas, porque por fin “les toca” a ellos.

            Y luego están los llantos, el rasgarse las vestiduras y el siempre teatral “no pasarán”, entonado, eso sí, con desgana, porque a estas alturas ya todos sabemos como se demuestra el movimiento y no se vislumbra la grandeza y generosidad que pudiera cerrar el paso a los camisas pardas. Es cierto que los andaluces han hablado, pero lo que realmente ensordece es el silencio de miles y miles de votantes de izquierda que han optado por quedarse en sus casas. Un cordón sanitario es urgente y la historia será implacable para quien en estos momentos tan decisivos opte por mirarse, una vez más, el ombligo; por no hablar del interés de su partido (el de Susana por si no ha quedado claro), en inminentes convocatorias electorales, para las que urge una regeneración  radical.

            Pero que no cunda el pánico, estamos en España, según Unamuno un país de “moridores”, que en el caso de la izquierda ascienden a la categoría de suicidas,( a la historia me remito), y nada de lo que debería hacerse se hará.

            Con todo, el peor parado acabará siendo “spiderman”, ese intrépido médico que ha llevado a Susana Díaz por la calle de la amargura con las continuas denuncias del sistema sanitario andaluz. Con la llegada de los probables nuevos inquilinos al Palacio de San Telmo y la implementación de sus políticas neoliberales,  no solo tendrá  que ir de brinco en brinco, como hasta ahora ; no habrá de tocar el suelo en cuatro años, con la que está por caerle (caerles a los andaluces).
           
            Eso si no acaba fulminado por TDT. Es archiconocida la debilidad  que  algunos ultras han demostrado a lo largo de la historia por los productos “gaseosos”.
           
            En fin, y volviendo a Rosalía: “mu mal,mu mal, mu mal”...

sábado, 21 de julio de 2018

"TIERRA Y LIBERTAD"



TIERRA Y LIBERTAD

                           (DIARIO INFORMACION de Alicante, 21 de julio de 2018)

Hace ahora siete años cientos de militantes de las Juventudes Socialistas del Arebeiderpartiet noruego homenajearon a Gunnar Skjeseth  Martin Schei, Torbjørn Egerbretsen y Odd Olsen en una idílica isla con forma de corazón  a unos 42 Km. de Oslo, Utøya
Son a buen seguro unos nombres que poco o nada nos dirán, más allá de lo peculiar de sus grafías o la curiosidad que nos pueda despertar su posible pronunciación, pero lo cierto es que el reconocimiento que sus herederos ideológicos les brindaron, fue porque sacrificaron lo más valioso que tenían, sus vidas, siendo poco más que adolescentes, en defensa de la democracia y de la justicia en España vulneradas por el golpe franquista, al  que acudieron a combatir encuadrados  en las Brigadas Internacionales. “Si perdemos esta guerra toda Europa caerá bajo las garras del fascismo”, escribió el más joven, Martin Schei, 18 años, pare justificar su viaje sin el consentimiento paterno y acertó.
Pocos podían imaginar que el monstruo del fascismo al que los héroes noruegos plantaron cara cayendo  en las batallas de  Gandesa, Mediana y Jarama, haría su aparición en la apacible isla dos días después del acto solemne en julio  de 2011  para diezmar esta vez a los jóvenes socialistas; sesenta y nueve, perdieron la vida , más de cien, fueron heridos y Noruega entera quedaría traumatizada en “el día en que la democracia europea tembló”, como rezaba el titular de algún diario aquí en España.

Cuando estamos a días de cumplir el séptimo aniversario de esa fatídica fecha, inquieta pensar que de levantar hoy la cabeza los héroes brigadistas no tendrían excesivas dificultades en reconocer en la Europa de hoy trazos de aquella en que tuvieron la desgracia de vivir.  Los actores han cambiado pero los síntomas de la infección son los mismos: resurgen los populismos y egoísmos nacionalistas, se levantan fronteras e incluso se ensancha el Canal de la Mancha con la ayuda esta vez, ( y esto sí es  novedad)  del histriónico presidente americano en las antípodas de Roosevelt al que Churchill calificara en su día “champion of freedom”, y que acaba de avergonzar a su propio país e incluso  Partido Republicano por el servilismo que ha mostrado ante  el taimado Putin  de quien es evidente actúa  cada vez más en condición de  rehén.

            Y qué  decir  de España, país  por el que murieron, donde su verdugo
 sigue  enterrado con honores mientras sus víctimas estercolan aún cunetas y tapias de cementerios ante la complacencia  de la derecha y de los que hoy mismo se postulan como  su regeneración que apelan con desfachatez al valor de una reconciliación cimentada en la indignidad más abyecta.
Con todo no podemos desfallecer porque aquellos valores por lo que sacrificaron sus vidas los idealistas escandinavos, la democracia, la igualdad, la justicia, la solidaridad, herederos todos de la Revolución Francesa y de la  Ilustración, siguen custodiados en régimen casi de exclusiva  en el seno de la Unión Europea asediada ahora por los cuatro costados en tiempos de hackers, fake news  y trolls.
Y aunque nadie nos pida aún que nos convirtamos en mártires de causa alguna,  no son momentos para los tibios de corazón, ni medias tintas y de  no actuar con la resolución y audacia   mostrada en la carta por Martin Schei   en la defensa de los valores que constituyen el ADN del proyecto europeo aterra pensar los despojos que dejaremos como herencia a las generaciones venideras.
Sirvan estas líneas  como exorcismo a un futuro más bien incierto pero sobre todo como modesto homenaje a los cuatro héroes noruegos caídos en nuestra Guerra Civil, a las víctimas de los atentados de Utøya y Oslo que los homenajeaban en julio del 2011cuando fueron masacrados , sus familiares y a un país que nos enseñó que no hace falta ser rico para ser solidario (no lo era cuando cofinanció el Hospital Sueco-Noruego de Alcoy por ejemplo), y que aún hoy colabora a través de un sindicato en la apertura de fosas comunes para vergüenza de unos y  también de los otros, porque en casi medio siglo de democracia tiempo ha habido para  poner “ las cosas en su sitio”, y Alfonso Guerra acaba de perder una magnífica oportunidad de permanecer callado, en el tema que nos ocupa;  todos habríamos ganado, pero él más que nadie

lunes, 2 de julio de 2018

"Canción triste del Benacantil"



       



    
Un antiguo alcalde de Alicante se acaba de sentar  en el banquillo de acusados (Alperi) y otra (Castedo), calienta en la banda, justo cuando un tercero acaba de acceder al asiento aún caliente que acaba de dejar un cuarto (Echevarri), muy a su pesar.
            El acceso de Barcala, que así se llama el neófito, a la alcaldía de la  capital del Benacantil ha sido sin duda accidentado, pero no por ello menos meritorio: un triple salto mortal, (Bonig, Ciscar, Rajoy) encaramado a los lomos de la penúltima tránsfuga de la cantera de las izquierdas,   las que mejor resultado dan a la larga (Tamayazo, Maruja Sánchez, Mayca Granado ,- en L’Alfàs-) y que además denuncia , Belmonte, intentos de soborno, precisamente a ella; ¡ hasta ahí podríamos llegar!.
            Y enfrente todo es desconcierto, confusión y el inveterado fulgor  de las navajas, de gran arraigo entre las filas socialistas y que a punto a estado de acabar en escabechina, frenada “in extremis” ( o aplazada “sine die”) por un Puig que  no gana para disgustos a los pies del Santa Bárbara.
            Un espectáculo, en suma, de todo menos edificante, de más que probables efectos devastadores  en los comicios que se avecinan, pero previsibles, en todo caso, para quien escuchara   alguna de las intervenciones  semanales que  el alcalde saliente daba  en una conocida emisora de radio.
            Porque siendo el transfuguismo una perversión en el funcionamiento democrático de las instituciones, harían bien los socialistas en levantar la vista para ver el bosque y no el árbol que en este momento les ocupa. Lo cierto es que cada vez que recuperan alguno de los tradicionales feudos populares durante décadas , Benidorm o Alicante,  la acaban liando parda   a la entrada o a la salida. Una cosa es ganar asambleas para montar tramoyas e incubar en su seno ambiciones personales más o menos confesables y otra muy distinta ganar elecciones  para consolidar proyectos con los mejorar el futuro de ciudades y ciudadanos.
            Y es que contrariamente al caso del Partido Popular, cuya pervivencia se cuestionaba recientemente en la prensa por razones de sobra conocidas, el ciclo histórico del Partido Socialista y los valores que defiende son más necesarios que nunca, especialmente en los difíciles momentos por los que transita tanto Europa en su conjunto como nuestro país en particular. La reciente propuesta del PSOE para abordar la delicada cuestión de la eutanasia, por ejemplo,  justificaría por sí sola la afiliación de cualquier ciudadano  de bien que no la tramitara en su día con la Ley de Dependencia. Por no hablar de la vertebración de  nuestro país, del todo punto imposible sin su concurso.
            Cuando los círculos de alguna de las nuevas formaciones políticas que iban a reinventar la democracia se han tornado en  líneas concéntricas de  dianas en las que fulminan a los discrepantes del “gran timonel”, tal vez  no  seria  el presente un  mal  momento para abordar en instancias socialistas medidas mil veces  esgrimidas  y  jamás aplicadas – más allá de unas primarias  de andar por casa-. Unas reformas que permitieran renovación de caras, métodos y políticas ; nada del otro mundo, por cierto:  listas abiertas, limitación de mandatos….
            Todo con el objetivo de que  en el socialismo quedaran los realmente inspirados por sus ideales, los dispuestos a dejarse la piel por el bien ajeno y no   los aprovechateguis siempre prestos a rebanársela al prójimo (la piel) con tal de conservar nóminas y/o prebendas y menos aún cuando se perciban las mismas en régimen de gananciales.
            En situaciones realmente complejas, nada hay como el acervo de la sabiduría popular, porque si bien es cierto que “una cosa es predicar y otra dar trigo”, tal vez alguien debería susurrarle al de Morella, que  en  Alicante , en la casa socialista,“más vale una vez rojo, que ciento colorado”, porque como seguramente les diría  a los atribulados socialistas valencianos el entrañable capitan Furilo (creo recordar) de la seria americana de la que he tomado prestado el título,  ( Hill Street Blues), "tengan mucho cuidado ahí fuera"

lunes, 23 de abril de 2018

“ CUENTAS Y CUENTOS”






            Es indudable que la educación ha sido una de las mayores paganas de la crisis de la que estamos saliendo según algunos. Fueron años desgarradores en donde compañeros que se habían dado  lo mejor de sí y dejado las cuerdas vocales sirviendo  en las desangeladas aulas de la escuela pública, vieron en su tramo final como en la Comunidad Valenciana no sólo “la fiesta no acababa nunca”,  según llegó a decir algún impresentable, sino que además se podía regresar  al pasado; a uno donde los libros de texto recuperaban su categoría de artículos de lujo y donde el desayuno y almuerzo fueran para algunos niños como el quimérico bocata del Carpanta de los cómics de nuestra infancia. Las tasas universitarias alcanzarían las nubes y las universidades serían menos públicas, con sus masters  a precio de oro.
            Y mientras Wert sembraría de obstáculos y trampas el devenir académico de nuestros hijos con la cantinela de “la ley del esfuerzo” y de la meritocracia, aunque su amancebada Gomendio nos acabaría por confesar  lo que realmente le aterraba : la facilidad con la que la población accedía a la universidad en España (La Vanguardia)
            Es en este contexto donde el caso Cifuentes destaca con toda su crudeza. La “ley del embudo” de toda la vida. Igual que los títulos de chiste de Casado. Los de Cantó, el de Izquierda Unida o lo del Franco del PSOE ( ¡¡¡que maldición la de este apellido!!!),  son deplorables, condenables, sin duda, pero sobre todo, tristes, porque evidencian complejos y miserias. Ni de lejos tienen el alcance de lo de Cifuentes, que no dudó en  servirse de una universidad pública para satisfacer su vanidad, poniendo  un título universitario a la altura de los famosos tatuajes de los que presume para dejar,  a la postre,  la institución a los pies de los caballos.
            Nada nuevo bajo el sol por otra parte. Otro tanto hicieron aquí con Canal 9. Su rector, por cierto, emula a los trabajadores de este medio que blandieron  la pancarta de “la veu  d’un poble”, solo cuando les habían retirado el plato de lentejas que habían pagado con su dignidad profesional, precisamente amordazando a todo un pueblo del que después aseguraban ser su voz,
            La renuncia de Cifuentes al título, se asemeja  a la de la  madre impostora del juicio salomónico y nos recuerda que a la crisis económica que ha asolado toda Europa, en España además , hemos tenido otra de  carácter ético, moral si se quiere, que lejos de desaparecer se perpetúa en los aplausos y apoyos que está recibiendo  la presidenta madrileña por parte del PP y del gobierno , por si no fuera ya grave la crisis de nuestras instituciones.
            Es por eso que me invadió una profunda melancolía leer las palabras de Zaplana en este mismo medio. Una cosa es que se ponga de perfil ante el triste devenir y la postración de nuestra Comunidad. Al fin y al cabo somos humanos.
            Otra  muy distinta es que apele, precisamente él, a la educación como única salida en un entorno digital (o algo similar). No pude evitar acordarme del ex rector de la Universidad de Alicante, Andrés Pedreño,  cuyo Proyecto Científico y Tecnolócico él mismo  se encargaría de dinamitar, abortando lo que sin duda hubiera supuesto un gran salto hacia el progreso y la excelencia  de la Universidad y la provincia de Alicante. Probablemente otro gallo nos estaría cantando en estos momentos
            Por eso, no estaría de más  recordar que cuando alguien nos aconseja  no mirar atrás, lo suyo, lo más prudente (  más  aún si se trata de Zaplana), es desconfiar de oficio;  no sea que nos esté intentando colar un nuevo  “sinpa”;  simbólico claro, porque sus facturas reales bien caro que nos están saliendo. a todos los valencianos.

sábado, 7 de abril de 2018

"DERECHO A SOÑAR"

Ya ha llovido desde aquellas elecciones en las que Rivera se  nos presentara  como dios le trajo al mundo en modo reclamo electoral. Sin duda  un revulsivo en un panorama político  catalán  de la época, donde la hegemonía  la habían tenido los convergentes del 3% con  un PSC  de eterno segundón sin aspiraciones.
            Cual cruzado en tierra hostil, se iría curtiendo en mil batallas contra el sinfín de trapicheos y abusos convergentes (trabajo no le faltó) al tiempo que se ejercitaba  en el difícil arte de la profecía contra las siete plagas de Egipto que el nacionalismo nos acabaría por traer
Con todo, el mayor de sus aciertos le llegaría en su salto a la política nacional que propiciaría la aparición de Arrimadas en el lío catalán donde se ha sabido batir con coherencia y valentía en territorio hostil hasta el punto de difuminar los perfiles de liderazgo del propio Rivera que se las ha visto y deseado para arrancar al PP, siquiera algunos los compromisos que justificaron su apoyo en la investidura.
Y en estas estábamos cuando las encuestas le adjudican una subida espectacular en intención de votos, confirmando la magnitud de la descomposición del PP, porque poco sabemos del modelo de país que propone Ciudadanos más allá de la manida regeneración democrática mantra al que recurren a las primeras de cambio o su inquietante concepción del estado de las autonomías que convierten a Rajoy en poco menos que un peligroso separatista. Por otro lado su escasa implantación territorial o la colonización de militantes y/o antiguos cargos del PP de la que ha sido objeto la agrupación, no llaman al optimismo.
Pero esto es lo que hay cuando el principal partido de la oposición no consigue levantar el vuelo, lastrado como está por el peso insoportable de los jarrones chinos que atiborran sus bodegas y cuando en gobiernos en los que se estaba funcionando con razonable acierto, caso de la Comunidad Valenciana, acaba de estallar un posible caso de financiación irregular con muy mala pinta con raíces en las campañas electorales de Benidorm y Alicante (dónde si no ).
Es de una tristeza infinita que la izquierda cuando recupere plazas en décadas en manos de populares pueda caer en actitudes y prácticas execrables de las que ha hecho gala la derecha. La moción de censura en Benidorm con tránsfuga mediante y dimisión “in extremis” de la Pajín madre para alargar la vida política a Pajín hija, a la sazón Secretaria General del PSOE, fue una auténtica charlotada; como lo fue en buena medida toda una legislatura municipal cuya mayor virtud estuvo en entretener al personal. No hay más que repasar los titulares de prensa o recordar la concesión de la medalla corporativa de la Ciudad , a Eduardo Zaplana y a la propia Leire Pajín. No es justo que ahora, ademas, aparezcan indicios de financiación irregular que puede suponer un auténtico torpedo en la línea de flotación del primer gobierno progresista en décadas en la Comunidad Valenciana. Un gobierno que con sus aciertos y errores se desvive para devolver a los valencianos lo que la rapiña de los populares les había arrebatado, en sanidad, finiquitando el modelo Alzira o en educación, con una decidida apuesta por el sistema público.
Que los chanchullos de unos mequetrefes jubilados, enchufados o colocados , puertas giratorias mediante, ensombrezcan la entrada en vigor de una ley del alcance de la de la Renta Valenciana de Inclusión, o pongan en peligro la verdadera implantación de la abortada Ley de Dependencia, debería de ser hasta pecado.

Pero siendo los supuestos los chanchullos similares a los que amenazan la propia existencia del PP como marca y estando ya en tiempo de descuento, sólo cabe marcar diferencias en el modo en que se afronta la adversidad. Soltar lastre, renovar estructuras, abrir ventanas y puertas facilitando la entrada, pero sobre todo la salida a quienes no entiendan la política como un servicio público, sin trampas ni cartón; es la única opción.

La que empezó siendo la legislatura de la esperanza con un PP en minoría, no puede tener como corolario a unos ministros de un estado aconfesional cantando en aparente éxtasis el himno de la legión, las banderas a media asta en Semana Santa, o la letra de otro himno, esta vez el de España, compuesta por quien tiene su domicilio fiscal en Miami.

Tras ocho años Rajoy y su Partido Popular, tenemos derecho a soñar y no precisamente en un país de impostura y de cartón piedra.