sábado, 21 de julio de 2018

"TIERRA Y LIBERTAD"



TIERRA Y LIBERTAD

                           (DIARIO INFORMACION de Alicante, 21 de julio de 2018)

Hace ahora siete años cientos de militantes de las Juventudes Socialistas del Arebeiderpartiet noruego homenajearon a Gunnar Skjeseth  Martin Schei, Torbjørn Egerbretsen y Odd Olsen en una idílica isla con forma de corazón  a unos 42 Km. de Oslo, Utøya
Son a buen seguro unos nombres que poco o nada nos dirán, más allá de lo peculiar de sus grafías o la curiosidad que nos pueda despertar su posible pronunciación, pero lo cierto es que el reconocimiento que sus herederos ideológicos les brindaron, fue porque sacrificaron lo más valioso que tenían, sus vidas, siendo poco más que adolescentes, en defensa de la democracia y de la justicia en España vulneradas por el golpe franquista, al  que acudieron a combatir encuadrados  en las Brigadas Internacionales. “Si perdemos esta guerra toda Europa caerá bajo las garras del fascismo”, escribió el más joven, Martin Schei, 18 años, pare justificar su viaje sin el consentimiento paterno y acertó.
Pocos podían imaginar que el monstruo del fascismo al que los héroes noruegos plantaron cara cayendo  en las batallas de  Gandesa, Mediana y Jarama, haría su aparición en la apacible isla dos días después del acto solemne en julio  de 2011  para diezmar esta vez a los jóvenes socialistas; sesenta y nueve, perdieron la vida , más de cien, fueron heridos y Noruega entera quedaría traumatizada en “el día en que la democracia europea tembló”, como rezaba el titular de algún diario aquí en España.

Cuando estamos a días de cumplir el séptimo aniversario de esa fatídica fecha, inquieta pensar que de levantar hoy la cabeza los héroes brigadistas no tendrían excesivas dificultades en reconocer en la Europa de hoy trazos de aquella en que tuvieron la desgracia de vivir.  Los actores han cambiado pero los síntomas de la infección son los mismos: resurgen los populismos y egoísmos nacionalistas, se levantan fronteras e incluso se ensancha el Canal de la Mancha con la ayuda esta vez, ( y esto sí es  novedad)  del histriónico presidente americano en las antípodas de Roosevelt al que Churchill calificara en su día “champion of freedom”, y que acaba de avergonzar a su propio país e incluso  Partido Republicano por el servilismo que ha mostrado ante  el taimado Putin  de quien es evidente actúa  cada vez más en condición de  rehén.

            Y qué  decir  de España, país  por el que murieron, donde su verdugo
 sigue  enterrado con honores mientras sus víctimas estercolan aún cunetas y tapias de cementerios ante la complacencia  de la derecha y de los que hoy mismo se postulan como  su regeneración que apelan con desfachatez al valor de una reconciliación cimentada en la indignidad más abyecta.
Con todo no podemos desfallecer porque aquellos valores por lo que sacrificaron sus vidas los idealistas escandinavos, la democracia, la igualdad, la justicia, la solidaridad, herederos todos de la Revolución Francesa y de la  Ilustración, siguen custodiados en régimen casi de exclusiva  en el seno de la Unión Europea asediada ahora por los cuatro costados en tiempos de hackers, fake news  y trolls.
Y aunque nadie nos pida aún que nos convirtamos en mártires de causa alguna,  no son momentos para los tibios de corazón, ni medias tintas y de  no actuar con la resolución y audacia   mostrada en la carta por Martin Schei   en la defensa de los valores que constituyen el ADN del proyecto europeo aterra pensar los despojos que dejaremos como herencia a las generaciones venideras.
Sirvan estas líneas  como exorcismo a un futuro más bien incierto pero sobre todo como modesto homenaje a los cuatro héroes noruegos caídos en nuestra Guerra Civil, a las víctimas de los atentados de Utøya y Oslo que los homenajeaban en julio del 2011cuando fueron masacrados , sus familiares y a un país que nos enseñó que no hace falta ser rico para ser solidario (no lo era cuando cofinanció el Hospital Sueco-Noruego de Alcoy por ejemplo), y que aún hoy colabora a través de un sindicato en la apertura de fosas comunes para vergüenza de unos y  también de los otros, porque en casi medio siglo de democracia tiempo ha habido para  poner “ las cosas en su sitio”, y Alfonso Guerra acaba de perder una magnífica oportunidad de permanecer callado, en el tema que nos ocupa;  todos habríamos ganado, pero él más que nadie

No hay comentarios:

Publicar un comentario