De regreso a casa, de noche ya, tras una de las interminables jornadas de evaluación en el Instituto donde trabajo, escucho que Radio Nacional ha otorgado el prestigioso premio “Ondas” a Serrat. No me sorprendió para nada, ni a mí, ni mucho menos, creo yo que a él, a estas alturas del “partido”, cuando no le deben quedar paredes suficientes para colgar sus doctorados “Honoris Causa” de las más diversas universidades , ni estanterías en las que disponer sus galardones.
Lo que realmente me sorprendió fueron las palabras que el cantante que mejor ha musicado los versos de Antonio Machado pronunció. Dedicó el galardón de la emisora pública por excelencia a todos los servicios públicos y a los hombres y mujeres que a diario se “baten el cobre” , a veces entre la ingratitud e incomprensión de más de uno. Lo dedicó a la escuela pública y a los maestros y maestras que a diario se desviven en ella para compensar las desigualdades sociales que tanto en la privada como en la concertada, con tanto mimo se abonan. A la sanidad pública y a los médicos y enfermeras, que velan por nuestra salud sin importarles nuestra posición social o estado de cuentas bancarias.
En esto noté como me embargaba la emoción y se me humedecían los ojos, porque comprendí perfectamente que el cantautor, curtido en mil batallas, la ultima contra el cáncer, había puesto el “dedo en la llaga” que nos lacera el ánimo de muchos españoles. La primacía de los valores de la derecha en Europa, y ahora también en España, no auguran nada bueno para los más desfavorecidos.
Y cuento esto en el día en que junto a otros antiguos compañeros y amigos, hemos despedido al que fuera nuestro maestro de la niñez, Joaquín García Berenguer; un “maestro” en el más amplio sentido de la palabra, que por encima de todas las dificultades , que no eran pocas en aquella España de los años sesenta, consiguió transmitirnos el amor por la lectura y la curiosidad intelectual e incluso iniciarnos en el dominio del Inglés, algo absolutamente novedoso por aquel entonces, tarea que me consta le supuso importantes sacrificios personales y la sola compensación de vernos avanzar, a sus alumnos, sin mayores dificultades, en nuestro posterior paso por el Instituto.
Nos ha dejado , a los que con él cursáramos nuestros estudios de primaria, entonces llamados EGB, una huella indeleble y a los que hemos elegido la misma profesión a la que él dedicara toda su existencia, un referente en el ejercicio de nuestra tarea, a la que intentaremos aproximarnos con las dosis de tolerancia de las que él hacía gala y un toque de sana ironía y sentido del humor, tan necesarios, por otra parte para nuestra supervivencia intelectual , especialmente en tiempos de dificultades.
Hasta siempre D. Joaquín (Ximo)
(Artículo publicado en el diario INFORMACION de Alicante el 31 de diciembre de 2011 )
(Artículo publicado en el diario INFORMACION de Alicante el 31 de diciembre de 2011 )
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