viernes, 2 de diciembre de 2011

La máquina del tiempo.

Vivimos días de vértigo, como nunca antes los hemos vivido  los de mi generación. A nadie se le escapa que el futuro de Europa y por ende el nuestro , está en juego, y lo cierto es que las cosas no pintan bien. Todas las debilidades del "encaje de bolillos" que en realidad constituye la Unión Europea están saliendo a la luz en los peores momentos y la falta de liderazgo político es hiriente. Y no lo digo a nivel nacional, cosa más que obvia, sino  también, y esto es lo peor, a nivel europeo.
Que la partida la tengan que dirimir figuras como las de Sarkozy o Merkel  no hace presagiar nada bueno.
  Lejos quedan los tiempos de Miterrand, González , Schmidt quienes, defectos aparte, compartieron  firmes convicciones en un proyecto común europeo. El mandatario francés, que siente ya en su propia nuca el resuello de los mercados, le hace de comparsa a  Merkel para disimular su propia debilidad. A esta última por su parte ,le viene muy bien su compañero de "baile", para mitigar en lo posible lo antipático de sus planteamientos.
De camino al trabajo he oído hoy a dos comentaristas políticos hacer sendas afirmaciones a las que no he podido dejar de dar vueltas y que están de algún modo relacionadas. Uno afirmaba que Alemania, siempre que en el último siglo ha ostentado una posición de dominio en el contexto europeo, ha adoptado decisiones equivocadas cuyas consecuencias todos conocemos.
El otro se hacía eco de un artículo publicado en Die Welt que explicaba la indecisión de Merkel a hacer frente  a la delicada situación de la UE con más determinación  debido a que en dos ocasiones su protagonismo ha sido desmesurado y no quieren que lo sea una vez más. De ser así, porque yo no lo he leído, es difícil encontrar un planteamiento más superficial. Ellos son los primeros  que han reconocido sus graves errores del pasado, que en modo alguno se podrían equiparar a una acción de ahora en favor de la Unión Europea.En esta ocasión probablemente se les debería la salvación de Europa y no su devastación.
Por otra parte todos sabemos,  porque la historia está plagados de buenos ejemplos,  que las tragedias pueden fraguarse tanto por acción ...como por omisión.  Esperemos que en este caso no se cumpla aquello de que " no hay dos sin tres".
Atentos pues.

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