Hace ya algunos años que Alfonso Guerra, el parlamentario padre de la Constitución con trayectoria parlamentaria más dilatada de la democracia española, dijera aquello , refiriéndose al partido popular: "Llevan veinte años (ahora serían más), viajando hacia el centro y aún no han llegado, ¿ de dónde vendrían?".
Ha tenido que pasar algo más de tiempo, más los cien días de mandato de María Dolores de Cospedal, para que se disipara cualquier duda que alguno de nosotros, pobres incautos, pudiera aún albergar.
Nos acabamos de enterar que ha nombrado a un antiguo falangista como jefe de la administración pública en su Comunidad.. En Alemania puede uno acabar en la cárcel por articular cualquier manifestación que remotamente pueda parecerse a una justificación al nacismo. Aquí, más chulos que un ocho, nombramos "jefes de la cosa" a antiguos fascistas.
Con correaje y bandera azul o sin estos complementos, nadie puede ignorar que la Falange, fue un partido fascista , responsable directo o indirecto de los miles de fosas anónimas que salpican nuestras cunetas o cimentan no pocas tapias de cementerios.
Lo mejor ha sido las justificación, "todo el mundo tiene derecho a evolucionar y cambiar", creo que ha dicho. Cuando he oído tamaña barbaridad me he echado a temblar pensando en la cantidad de posibilidades que tales palabras iban a abrir a los abertzales de Bildu, los terroristas vascos y su entorno.
Ha sido un largo y tortuoso viaje del PP en la democracia, la mayoría del trayecto, todo hay que decirlo. lo ha pasado en la oposición, esa es la razón, quizás, por la que no es no es tan fácil reparar en que apenas se han distanciado escasos milimetros del punto de partida.
Por eso son buenas las decisiones y palabras como las de Presidenta de Castilla la Mancha, porque nos abren los ojos.
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