domingo, 11 de febrero de 2018

LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL PROGRESO



Al parecer no estamos tan mal como tendemos a pensar. La Humanidad ha progresado con pasos de gigante desde la década de los noventa aunque a nosotros no nos lo parezca porque los mil y un conflictos con los que nos desayunamos a diario desvirtúa los verdaderos perfiles de una realidad que resulta que avanza por el buen camino.
Lo decía la prestigiosa revista TIME en uno de sus últimos números y varios medios nacionales se abonaban a la teoría este fin de semana. .La extrema pobreza sólo afecta a una décima parte de la población cuando en los noventa lo hacía con un tercio. Las mujeres han alcanzado un quinto de los escaños en los parlamentos nacionales de medio mundo y conquistado cuotas de influencia inimaginables hace poco; la homoxexualidad se acepta en cien países cuando apenas se toleraba en veinte entonces y terribles enfermedades como la polio se han erradicado donde antes causaban estragos; a otras, como el SIDA, se la ha acabado por “domesticar”.
Lo que nos hace estar en un permanente “sinvivir” puede deberse al estado de alerta que llevamos instalado de casa en nuestro ADN, y al que si bien debemos nuestra supervivencia como especie, nos condena a la zozobra, especialmente desde que un lunático haya tomado el despacho oval y al parecer no tiene nada mejor que hacer que lanzar sus “tweets” a modo de cerillas contra los numerosos bidones de gasolina que los intereses geoestratégicos de unos y de otros tienen distribuidos a lo largo y ancho del Planeta.

Cuando un periodista preguntó a Hanna Arendt ( “La Banalidad del Mal”) si creía posible un nuevo Holocausto, esta respondió sin dudar que “ cada paso que da la Humanidad en la historia está condenado a ser el umbral del siguiente en su camino hacia la salvación o la perdición”. Es decir que no tenemos garantizado en modo alguno el progreso, y el “regreso” siempre es una posibilidad.
Los estragos que la crisis ha producido en occidente han propiciado el surgimieno de liderazgos, cuanto menos controvertidos , de populismos y movimientos nacionalistas que enarbolan como receta una especie de utopías regresivas, una vuelta a un supuesto pasado ideal como solución , agitando un cocktail con ingredientes que todos creíamos desterrados para siempre: supremacismo racial, aislacionismo, proteccionismo, expansionismo, rearme- Bien mirado son los gérmenes que han diezmado a Europa durante siglos y que el Zar de nuevo cuño de Putin, no sólo contempla con deleite, sino que aventa, después de haber conseguido que en el flanco oriental de Europa (y de la OTAN, por cierto), a Erdogan le haya dado por apelar al Imperio Otomano.
Nuestro país no ha estado ajeno a este estado de cosas , si bien es verdad que el populismo de Podemos se esta desinflando por la poca consistencia de su liderazgo y los dos nacionalismo que se habían venido retro alimentando ( el del PP y el catalán) no pasan por sus mejores momentos, con la justicia en los talones; pero para remendar los estragos que unos y otros han producido en el panorama socio político y en el tejido económico, especialmente de Cataluña en sus respectivas huidas hacia adelante, hará falta mucho más que “la acción de la justicia”.

Sólo Ciudadanos en su indefinición aparece con ventaja frente a un PSOE que en su día fuera la piedra angular vertebradora del entramado político en nuestro país y al que no dejan levantar cabeza. La entrevista de González en EL MUNDO de este fin de semana, no hace más ilustrar la gravedad de su crisis interna y lo que en ella “vomita”, - con perdón-, no augura nada bueno a su secretario general.

La pregunta del millón es si la “alternativa naranja” es la más adecuada para el paisaje después de la batalla con el que nos vamos a topar, en el que lo que lo más perentorio será el tendido de puentes y lanzamiento de amarres sobre los que transportar las cantidades ingentes de betadine para restañar las heridas mutuamente infringidas; o por el contrario caerá en la tentación (Ciudadanos) de dejarse arrastrar por la regresión de su particular utopía de recortes de libertades y recentralización.

Estaría bien que cuando se deshoje la margarita de Cataluña, alguien nos lo contara porque el viento según las encuestas sopla en su favor y porque contrariamente a lo contado por Manrique, al menos en nuestro país, cualquier tiempo pasado no fue mejor, sino peor y casi siempre, mucho peor.

sábado, 13 de enero de 2018

EL AÑO EN QUE VIVIMOS PELIGROSAMENTE



            No hay la menor duda. El 2017 pasará a la historia de España por méritos propios. Ha sido un año en el que muchos hemos sentido el vértigo que produce el asomarse al mismo precipicio por el que nuestro país se despeñara, tampoco hace tanto, empujado por “los hunos y los hotros”,  de Unamuno .

            Después, es cierto  todo ha adquirido aires de tragicomedia, con la  estrambótica estampida de “Fuig del mon”, el flechazo de Forcadell por el 155, las descarnadas quejas Rull (o Turull) por el flatulento menú carcelario y el desatado misticismo presidiario de Junqueras,. Personajes todos cuya verdadera talla moral se ha venido perfilando a posteriori a golpe de “moleskine”.

            Una bandera republicada  en el palacio de Comunicaciones certificó en su día la caída de la monarquía según Pla en “El Advenimiento de la República”  y aquí nadie arrió la española en el Palau de la Generalitat porque los primeros sabedores de su farsa eran ellos en calidad de autores.

            Lo cierto es que todos hemos perdido con la charlotada, empezando claro por los catalanes, con  una sociedad fracturada y enfrentada, una economía gravemente dañada en caída libre y unas expectativas de mejora ( y esto es  preocupante)  inexistentes.

             La imagen y credibilidad de España por su parte se ha visto también  tocada por obra y (des)gracia de la torpeza del gobierno a la hora de afrontar la jornada electoral aunque paradógicamente haya sido el único en sacar tajada de estos dramáticos acontecimientos al usarlos como cortina de humo. Ha conseguido ocultar, siquiera temporalmente, los devastadores efectos que la crisis ha tenido en un país de salarios precarios, pensiones menguantes y juventud sin sueños, para coger  aire antes de que el tsunami de corrupción que le persigue por toda la geografía española acabe por engullirlo, encumbrando al tándem Arrimadas/ Ribera  avalados por poco más que la coherencia y gallardía de  la primera en el galimatías catalán.


            Porque el PP que niega la mayor en lo que a corrupción se refiere  donde gobierna, reniega del propósito de  la enmienda donde ejerce de oposición. En la Comunidad Valenciana  sin ir más  lejos, el caso es lacerante. Después de cuarenta años de franquismo hemos sumado  otros 20 de gobiernos populares, con los devastadores efectos que todos conocemos. Nos encontramos  ahora con  que la Sra. Bonig, ha pasado de los gritos a diestro y siniestro, a la amenaza directa a sindicatos y organizaciones empresariales.  José Císcar, por su parte, medio amortizado,  tercia en un  rapto de sinceridad y aclara que el PP nunca ha sido el partido de los empresarios. Algo evidente,  al menos en el caso de los honrados y eficientes. Los que financiaban sus saraos eran los otros y así nos luce el pelo.

            En la obra de Josep Pla a la que aludíamos hay un divertidísimo pasaje que un simio enjaulado que tras perder su cola a manos de un marinero borracho en la travesía a España desde América,  se percata del percance al abandonar su encierro cayendo en el histerismo. Se diría que otro tanto le acaba de suceder a la líder del PP valenciano. Ha reparado al fin que se ha quedado sin cola (poder), mientras ve la de César Sánhez lucir con esplendor, magníficamente fijada con el “super glue” de la marca Sepulcre, especialidad de la casa (Maruja Sánchez, Lizondo, Ramón Llin…).
           
            Mientras la una se desgañita inútilmente clamando en el desierto, o se regatean unos céntimos al salario interprofesional, el otro sin despeinarse, sube un 15% el salario a su secretaria, antigua conocida de “Richy” Costa, o canoniza al alcalde de  La Nucia (ahora que “lo suyo” está más tranquilo), con unos emolumentos que ya quisiera el President de la Generalitat.

            La ambición del César (Sánchez) es de la envergadura de los edificios que autoriza en Calpe, sin techo.  Lejos quedan los días en que le veíamos picar palmas primero con Camps, luego con Fabra  ( antes lo haría con Morató), chupando plano en Canal 9 sin desfallecer, porque es la mejor forma de hacer carrera en política, empezar por las palmas hasta llegar a la mímesis total: edificios desaforados, campos de golf sin agua, ( de los tránsfugas ya hablamos) y sobre todo una manicura perfecta para lucirla sin rubor engarzando grácilmente los dedos en actos institucionales al modo de Zaplana, Camps, Fabra o  de su antecesor José Joaquín Ripoll.

            Siempre consideré un ultraje que a este último la policía le violentara con las esposas unas extremidades superiores  cuidadas con tanto primor.

            Lo dicho, Bonig lo tiene crudo y nosotros también porque de la izquierda no hemos hablado, ni falta que hace, especialmente en Alicante.

           




domingo, 19 de noviembre de 2017

“ A VICENTE PEREZ IN MEMORIAM



Decía Roc Gregori en el prólogo de , “Poemas y reflexiones desde Carbonera”, que carecíamos de la perspectiva para valorar en su justa medida las aportaciones de la obra de Vicente Pérez.
Hay dos factores, a veces confluentes, a través de los que podemos acceder a esta perspectiva a la que tan lúcidamente aludía Roc; uno es el tiempo y el otro la distancia.
Este verano abrasador nos ha terminado por arrebatar para siempre a nuestro entrañable Vicent Pérez o Vicent “La Pedrera”, como añadía Roc, buen conocedor como es del paisaje y del paisanaje de L’Alfas. Luego el valor de los escritos del autor de Carbonera no harán sino aumentar proporcionalmente a lo dilatado ( e irreversible) de su ausencia, toda vez que por no nos lo volveremos a topar , ávido siempre de cariño y compañía, a la vuelta de cualquier esquina o en L ‘Alfassina a donde gustaba ir en busca de amigos y conversación hasta el final de sus días.
El caballo del tiempo al que aludía en alguno de sus poemas,se las ha ingeniado para descabalgarlo ( como hará con todos), pero eso sí, al final de una larguísima travesía vital iniciada prácticamente en el siglo XIX y culminada en el XXI, al que llegó el buen Vicent para plantarse frente a la pantalla de un ordenador y hablarnos de lo divino y de lo humano; porque eso es precisamente lo que hacía los sus poemas y escritos que compartía con nosotros, con una clara vocación didáctica. Y lo hacía desde su honestidad y hombría de bien, de cosas que conocía porque las había vivido y de las que quería dejar constancia para que evitando su olvido, tuviéramos alguna opción de conservar nuestro ADN, las verdaderas esencias de L’Alfàs para futuras generaciones.
Tras años de esfuerzo y sacrificio, no hace mucho L’Alfàs conseguía abrir su museo etnográfico, Una asignatura pendiente que ha logrado aprobar dignamente, con aperos, antigüedades fotos y vídeos de nuestros antepasados, sus usos y tradiciones , pero para saber de la “fuenta la Maravilla”, la confección de embutidos, la importancia de las cisternas en L’Alfàs; conocer de sus pastores y ganados o el funcionamiento del “carburero”; para eso, digo, habría que hablar necesariamente con alguno de esos “museos vivientes” (personas mayores) a los que aludía Manuel Lázaro no hace mucho en El Mundo, a los que dejamos marchar la mayoría de las veces sin prestar demasiada atención, ocupados como estamos con nuestros trepidantes ritmos de vida.
Y ahí radica lo verdaderamente excepcional de Vicente Pérez, que además de conocerlo le gustaba contarlo en sus escritos que eran una verdadera pasión para él , una especie de fuego interno que aventaba su ilusión de vivir, inconformismo y vitalidad hasta el punto que cuando perfilaba estas palabras este verano, a miles de kilómetros de L’Alfàs (la perspectiva de la distancia), me percaté de que a pesar de los muchos años que nos separaban, siempre lo consideré un amigo más, un buen amigo , ausente a partir de ahora, pero al que siempre recordaré con cariño con la generosa sonrisa que me brindara en el que los dos sabíamos seria nuestro último adiós, un adiós que el destino impidió pudiera dar a Francisco “El Cuent”, mi padre y su amigo, hace tiempo enfermo y del que él elogiaba su trabajo con sus olivos, que decía “deixava com alfabegueres”.


Que la tierra te sea leve, “amigatxo”!!!

martes, 3 de octubre de 2017

JUEGO DE PATRIOTAS

Juego de patriotas

03.10.2017 | 05:53

 
La Ítaca de Kavafis, tan magistralmente evocada por los acordes y voz aterciopelada de Llach no era un simple lugar idílico para mi generación, sino que constituía un referente espiritual, un ideal de perfección en pos del que nos dirigíamos de la mano del cantautor de Verges en su papel a medio camino entre Flautista de Amelín y Gurú mediterráneo.

Ni en la peor de las pesadillas la hubiéramos podido confundir con el desguace de la CUP, en el que despeñar simpáticas furgonetas Wolkswagen (con lo que supusieron para los movimientos alternativos); y mucho más difícil nos hubiera resultado anticipar al Llach de hoy, una especie de avatar del de entonces, de mirada torva y gorro calado hasta las orejas. Ni siquiera «la Estaca» serviría de referente, reciclada como está por mor del «Procés», para meter en vereda a los funcionarios «tibios» con el mismo.

Eran los ochenta, una década cargada de tantas incertidumbres como de ilusión y como en la canción de Nina Simone, teníamos el mundo en nuestras manos (o eso pensábamos), y nos aprestábamos a iniciar una singladura que sólo cabía culminar con un amarre en un puerto mejor que el de partida.

Y allí estábamos compartiendo la todavía precaria embarcación una variopinta tripulación de comunistas, socialistas, social demócratas, demócratas cristianos, nacionalistas con el denominador común de haber resistido en menor o mayor medida al franquismo; y después, claro, algunos jovenzuelos que, sin saber muy bien de qué iba la partida nos contagiamos de la ilusión generalizada para acabar cantando enfervorecidos aquello de «Llibertat, Amnistia, Estatut d'Autonomia» mientras blandíamos las señeras y nos desgañitábamos con un sense blau al ritmo del Paquito el Chocolatero, en las plazas de toros donde se convocaban els aplecs.

Y así ha sido hasta no hace tanto, porque al adquirir los nacionalistas la condición de víctimas del franquismo se ha tardado décadas en desvelar sus verdaderas facciones, las que George Orwell que derramara su sangre en defensa de Cataluña en el Frente de Aragón, condensara como «sed de poder, mitigada con autoengaño» ( Notas sobre el nacionalismo), obra que junto a su Homenaje a Cataluña se debería releer en estos días convulsos, a las que tal vez conviniera sumar 1984 por aquello de la re escritura de la historia, la subversión de conceptos y lenguaje de los que los nacionalistas están haciendo un uso magistral, sin olvidar a los hackers rusos. Para echarse a temblar.

Si a todo esto unimos la apropiación que en su día hiciera el franquismo de símbolos (la bandera) y del concepto de patriotismo, contrapuesto según el autor inglés al nacionalismo al limitarse a ensalzar éste lo propio sin voluntad de imponerlo a nadie, resulta que hemos andado durante décadas a pecho descubierto mientras crecía agazapado el monstruo del nacionalismo que con tanto mimo han contribuido a cebar la ceguera cuando no la incompetencia de los gobiernos de Madrid y, muy en especial, el de Mariano Rajoy.

Algo de esto es posible que intuyera cuando visité Suecia con apenas veinte años y contemplara con envidia las enseñas alzadas en los jardines que recogían con devoción al caer la tarde. Una sensación que revivo anualmente en L'Alfàs del Pi (y en mi propia casa, al ser mi mujer noruega) cuando los noruegos celebran festivamente por nuestras calles el día de su Constitución, compartiendo un sentimiento común de amor a su país y sano orgullo que les fortalece ante las adversidades, que tan bien ha reflejado el director de cine noruego Erik Poppe en La decisión del Rey ( Kongens Nei). Un rey, Haakon VII, que con su patriótico desafío al nacionalismo nazi se erigió en una figura reverenciada por todos los noruegos.

Es difícil que en nuestro desventurado país nos aproximemos a algo similar. Ochenta años más tarde hemos revivido la decepción compartida por Negrín, Azaña e Indalecio Prieto ante la deslealtad de un gobierno catalán. Cuando los sentimientos contaminan los procesos mentales entramos en terreno minado donde leyes (Constitución incluida) son papel mojado.

Vienen sin duda días difíciles porque la cuestión catalana evidencia que estamos muy lejos de haber erradicado los nacionalismos en el viejo continente, donde tanto dolor han causado y cuyo proyecto de futuro amenazan muy seriamente; porque en palabras del autor de Animal Farm, no hay soluciones mágicas, «dar la batalla y un esfuerzo moral es esencial». El problema es que da la sensación de que hemos perdido un tiempo precioso y que al menos aquí, Mariano Rajoy está a años luz de poder hacer ni una cosa ni otra.

jueves, 22 de junio de 2017

EL PRECIO DE LA DERROTA. ( Diario Información 22 de juny 2017)








EL PRECIO DE LA DERROTA”

Si hace apenas dos años nos felicitábamos en estas mismas páginas por la llegada al poder de una coalición de izquierdas tras décadas de nefasto gobierno del Partido Popular “Que tinguem sort” (Diario Información 17/06/2015) hoy nos desayunábamos leyendo los desesperados ( y probablemente vanos)  intentos  del President Puig para que no le sieguen la hierba bajo sus pies. No dura mucho la alegría en  casa del pobre , y en la de los socialistas valencianos, ni te digo.

Aun siendo el partido de la izquierda más votado, un esclerótico PSPV no lo tenía   fácil, ni por su trayectoria e historia más reciente ni por la imagen de liderazgo que transmitía un Puig que no dejaba de ser un auténtico galápago de la política, compañero de correrías de Lerma allá por el Jurásico de nuestro estado autonómico, especialmente  cuando irrumpían en el panorama político nuevas formaciones que amagaban con finiquitar el bipartidismo imperante hasta la fecha.
Sin embargo el de Morella fue capaz de culminar un complicado encaje de bolillos que le acabaría por reportar la presidencia de la Generalitat y poner en valor la moderación de su perfil para transmitir en el día a día cierta seriedad en sus decisiones y acción de gobierno, lo que acabaría por granjearle gracias también a su acreditada habilidad de “salta charcos”, la simpatía de propios y de algunos extraños.
Y en estas estábamos cuando alguien decide amortizar a Sánchez y a Puig se le reserva un papel estelar que al parecer asume con entusiasmo. No es que el de Morella apostara por el caballo perdedor, ( que maldita la falta le hacía);es que además   sería quien con su dimisión en el comité federal, propinaría el puntapié final que precipitaría al vacío al secretario general, Pedro Sánchez, y en un insólito dos por uno, daría al traste con la unidad del PSPV, que muy a duras penas se había conseguido restablecer, como se han encargado de demostrar los hechos a posteriori..
Lo que se hizo con Sánchez estuvo mal en el fondo y en las formas. Una burda operación de tintes golpistas que no solo lo infravaloró a él, sino que supuso una afrenta a toda la militancia que reaccionó con un sonoro “ no es no”, esta vez a los contubernios en su propio partido, restituyendo a Sánchez en la secretaria general. Sin duda, es lo más parecido que en política se puede encontrar con el Di Caprio de “El Renacido” y no deja de tener sus “bemoles” que los responsables de las deserciones cuando no de descarnadas traiciones se desgañiten ahora exigiendo cuotas, integración o reclamando modales poco menos que “versallescos”
Todo esto es cierto; pero en el País Valencià se dan una serie de circunstancias que no se deberían de pasar por alto. Empezando por lo que muestran las encuestas, una lenta pero clara recuperación en la tendencia del voto a la izquierda y en especial hacia el Partido Socialista. Los valencianos hemos sufrido como pocos los desmanes y saqueos de los populares en nuestras propias carnes, educación, sanidad , dependencia y al igual que Sánchez, nos merecemos también una segunda oportunidad.




Es evidente Puig debe perder toda esperanza de repetir como President de la Generalitat por razones obvias, pero la actual dirección del partido , a la hora de pasarle la factura, debería de asegurarse de que los paganos no seamos los de siempre. No se les debe dar la menor baza a unos populares que lejos de callar avergonzados y restituir lo que han robado, aguardan la menor oportunidad para sacar tajada.
La candidatura alternativa a la de Puig y el proceso de primarias que se abrirá en breve debe de procurar no pisar más callos de los estrictamente necesarios y cuidarse de no interferir en una gestión de gobierno enfocada en la defensa de lo público (como la que hace Montón), que necesitamos como agua de mayo, justo en la línea de “Els Pactes del Botànic que tan bien nos están viniendo a todos para fastidio de unos pocos.
Se trata en definitiva de ver a quién decide hacer caso la dirección socialista actual si al Churchill, de “in victory magnanimity”, magnanimidad en la victoria, aunque no haya mediado previamente dignidad en la derrota, o al ABBA del “The winner takes it all” (el ganador se lo lleva todo), y modestamente creo que, al menos en política, no hay color.




lunes, 29 de mayo de 2017

A PILAR CASTILLO IN MEMORIAM

 













Hay noticias que no por esperadas son menos dolorosas, como la que me acaba de llegar del fallecimiento de mi entrañable amiga Pilar Castillo.

La conocí a finales de los noventa. Se celebraba en L' Alfàs la mayoría de edad de los ayuntamientos democráticos y en el PSOE, que había gobernado durante casi dos décadas, se evidenciaban las preocupantes grietas que suelen aparecer en todo partido cuando las luchas de poder se van de la mano y que no tardarían en acabar poco más tarde, con la escisión del partido y ruptura del equipo de gobierno

Fue en un debate en la Casa de Cultura que abordaba el eterno papel de las diputaciones provinciales en un estado autonómico, en una ambiente de tensión más que evidente. Cuando Pilar intervino con la contundencia y apasionamiento que le caracterizaban, temblaron hasta los cimientos del noble edificio y sólo la mano izquierda y buen hacer de José María Perea que moderaba el acto, conseguiría que prosiguiera la velada sin mayores consecuencias que el sobresalto inicial, cuando bien podría haber acabado todo, dadas las circunstancias, como el “rosario de la Aurora”

Y así fue como , consumada la división socialista, a los pocos meses nos encontraríamos Pilar y yo compartiendo un nuevo proyecto político con el que ganaríamos la confianza de los alfasinos y el gobierno local. Fue una breve pero intensa singladura, con sus luces y sus sombras, pero en la que ambos dimos lo mejor de nosotros mismos ( y esto es mucho decir, en el caso de Pilar), sin escatimar jamás en esfuerzos e ilusión. Las “duras” no tardarían en llegar, porque en política abundan más que las “maduras” y aún en las discrepancias, que también las habríamos de tener siempre prevaleció entre nosotros el afecto y la amistad sincera. Nunca me faltó su leal apoyo y sabios consejos, que en más de una ocasión lamenté desoír.

Pero “Pilarica” como a mi me gustaba llamarle con cariño, aún nos habría de prestar  impagables servicios volviendo a sus inicios de los movimientos asociativos en Alicante (ahora que algunos parecen tener el copyright). Sería imperdonable, cuando vemos el fiasco que ha supuesto para Altea el destarifado proyecto del P.P , “Los Puentes del Río Algar,” no le reconociéramos su lucha para salvar L'Albir de la aberrante ampliación del Puerto de Altea, con la plataforma que presidió “Salvem Platja Albir” . Luchó contra viento y marea sin achantarse frente a quienes otros doblaban la cerviz, con la justicia y razón por bandera, dejándonos a la postre como legado, para nosotros y futuras generaciones un auténtica joya natural que unos pocos querían sacrificar en el altar de sus mezquinos intereses personales.
Pocos habrán querida Pilar,que a la hora rendir cuentas puedan presentar un balance como el tuyo de honestidad personal y compromiso con los más débiles,ya sea cobijando a mujeres maltratadas en los albores de la democracia , atendiendo a presos y prostitutas para acabar venciendo en desigual combate a los voraces dragones del hormigón que tantas ilusiones han enterrado en nuestra desventurada Comunidad


Por eso no estaría demás ahora que nuestro flamante secretario general sale de unas convulsas primarias renacido, como en la película del mismo nombre ( y no acaban ahí las concomitancias), se inspirara en las coordenadas de tu trayectoria vital y ejecutoria política para que al programar el GPS que le habrá de guiar en el futuro más inmediato, jamás nos volviéramos a olvidar del lado en el que tenemos el corazón.

Es por todo esto, “Pilarica”, porque trabajaste como pocos por dejar un mundo mejor, más amable y justo con los que menos tienen, luchando tenaz contra una realidad a menudo hostil y despiadada, que me considero muy afortunado por haber podido surcar a tu lado , siquiera un breve tramo de mi propia singladura y por lo que hoy, embargado por el dolor y la emoción, me gustaría dedicarte en mi último adiós, como hiciera también en la despedida de tu compañero y mi amigo Paco “El Besó”, unos versos de Martí i Po; lo máximo a lo que me atrevo sabedor de tu recalcitrante laicismo.

No hem parleu de somnis
/ si mai no haveu somniat/
és gràcies a ells que visc/
tan allunyat com puc/
de la feixuga realitat”

Que la tierra te sea leve.














domingo, 21 de mayo de 2017

VICENTE PEREZ DEVESA Y LLUIS LLACH, EN LA MEMORIA



 


           
           

    Aquel año en la gala de inauguración del Festival de Cine de L'Alfàs,  no cabía ni un alfiler.  Hacía poco que el Partido Popular accedido a la deseada alcaldía mediante una polémica moción de censura y su desembarco fue arrollador en el emblémático acto cultural, a modo de celebración . Alcaldes, diputados y cargos departían animadamente con algún que otro conseller venido para la ocasión.

            Mi presencia en el evento no podía resultar más embarazosa. La tremenda crispación política vivida en los últimos meses en L'Alfàs y el hecho de haber debutado como portavoz en el histórico pleno de la moción, me habían convertido en poco menos que un apestado con el que pocos se atrevían a cruzar palabra, “sic transit gloria mundi”

            Es probable que la  experiencia política acumulada por el alcalde de Benidorm Vicente Pérez Devesa le permitiera percartarse de  esta circunstancia, pero lo cierto es que abandonó el grupo de  acompañantes alcaldes de la comarca, algún diputado  y se acercó  cruzando pausadamente el auditorio de la Casa de Cultura para darme  un fuerte apretón de manos y preguntarme, al tiempo que  golpeaba cariñosamente el hombro por el alcalde depuesto, al que seguramente habría conocido en su  dilatada trayectoria política.

            No conocía a Pérez Devesa. Jamás había cruzado palabra con  él, aunque admiraba sus dotes de orador ,  sarcasmo y socarronería que usaba para sentenciar cualquier debate  (aún teníamos canales locales de televisión). Sin embargo en aquella ya lejana noche de julio, me dio una lección de generosidad y grandeza que jamás  he podido olvidar ( ni dejar de agradecer), y que de algún modo me hicieron recordar el celebérrimo poema de Kipling “If”, porque no era fácil en absoluto sustraerse al ambiente de    linchamiento “social” que prevalecía en esos momentos y él lo hizo con  la naturalidad que solo los realmente grandes pueden evidenciar en situaciones semejantes, porque están ya “de vuelta” de todo.

            Y por ese mismo motivo, sólo alguien con una personalidad semejante se podía permitir, militando en un partido como el suyo, traer a Lluis Llach, de quien era un declarado admirador, a Benidorm, en un magnífico concierto para una noche de verano en el Parque de L'Aigüera. Sería la última vez que  asistiría en directo a una actuación del cantautor, al que  años atrás había perseguido, senyera en ristre por Valencia, Gandía, Xátiva u Ondara en pos tanto de sus canciones como de unas libertades que, estando lejos aún de conseguirse, el de Verges era uno de los principales  exponentes  en su reivindicación.

            El tiempo a veces nos brinda quiebros inesperados. La polémica moción de censura, mejorable  en algunos aspectos, a la postre sin duda contribuyó a poner a todos, entrantes y salientes,  en el lugar que probablemente merecían  y  a diario, ya  en otro orden de cosas, podemos comprobar como hoy mismo se cuestionan valores, conceptos  o instituciones que en algún momento llegamos a considerar inmutables: monarquía, sindicatos,  Constitución .

            Sin embargo, hay ocasiones en las que  el panorama con el que nos damos de bruces a la vuelta de un recodo es  especialmente devastador, como es el caso de ese Lluis  Llach que el Procés nos ha varado en  la orilla de la actualidad y en quien  es  muy difícil reconocer   a aquel otro que nos emocionara en el Parc de LAigüera, evocando a “les vinyes verdes vora el mar” o “Abril del 74”. Aquel que hablaba  de “enterrar la por” y nos hacía entonar emocionados “Cal que neixen flors a cada instant”, aparece ahora con gorro de lana calado hasta las orejas ( al margen de la estación del año) y blandiendo una estaca con ciertas similitudes con aquella otra que entre todos se consiguió tumbar, porque todos los nacionalismos son parecidos, como en su día apuntaran curiosamente los dos George ( Orwell o  Steiner)
           


           



    En un penúltimo acto de insumisión, me niego a que la prosaica actualidad arramble también   con aquellos sueños e ideales por los que un día probablemente lo habríamos dado todo y que sin duda nos han acompañado durante gran parte de nuestras vidas.            Por ese motivo, por razones básicamente de supervivencia  (o de salud mental, si se quiere) he  llegado a la conclusión que el Llach actual de mirada torva y profeta de sufrimientos,  no puede ser más que un lúgubre “avatar” diseñado por alguna agencia secreta de la Generalitat;  porque en estos tiempos tan prosaicos, de corruptelas, corporaciones , inconfesables intereses y porcentajes (3% incluido), no hay nada más peligroso que las Itacas, como esa del  poema de Kavafis, a la que él tan magistralmente cantara, precisamente porque nos exhortaba a ir “mes lluny de l’avui que ara ens empresona” y a  ser más sabios y generosos;  aunque la fe no sea “viure d’un record passat”.