sábado, 7 de abril de 2018

"DERECHO A SOÑAR"

Ya ha llovido desde aquellas elecciones en las que Rivera se  nos presentara  como dios le trajo al mundo en modo reclamo electoral. Sin duda  un revulsivo en un panorama político  catalán  de la época, donde la hegemonía  la habían tenido los convergentes del 3% con  un PSC  de eterno segundón sin aspiraciones.
            Cual cruzado en tierra hostil, se iría curtiendo en mil batallas contra el sinfín de trapicheos y abusos convergentes (trabajo no le faltó) al tiempo que se ejercitaba  en el difícil arte de la profecía contra las siete plagas de Egipto que el nacionalismo nos acabaría por traer
Con todo, el mayor de sus aciertos le llegaría en su salto a la política nacional que propiciaría la aparición de Arrimadas en el lío catalán donde se ha sabido batir con coherencia y valentía en territorio hostil hasta el punto de difuminar los perfiles de liderazgo del propio Rivera que se las ha visto y deseado para arrancar al PP, siquiera algunos los compromisos que justificaron su apoyo en la investidura.
Y en estas estábamos cuando las encuestas le adjudican una subida espectacular en intención de votos, confirmando la magnitud de la descomposición del PP, porque poco sabemos del modelo de país que propone Ciudadanos más allá de la manida regeneración democrática mantra al que recurren a las primeras de cambio o su inquietante concepción del estado de las autonomías que convierten a Rajoy en poco menos que un peligroso separatista. Por otro lado su escasa implantación territorial o la colonización de militantes y/o antiguos cargos del PP de la que ha sido objeto la agrupación, no llaman al optimismo.
Pero esto es lo que hay cuando el principal partido de la oposición no consigue levantar el vuelo, lastrado como está por el peso insoportable de los jarrones chinos que atiborran sus bodegas y cuando en gobiernos en los que se estaba funcionando con razonable acierto, caso de la Comunidad Valenciana, acaba de estallar un posible caso de financiación irregular con muy mala pinta con raíces en las campañas electorales de Benidorm y Alicante (dónde si no ).
Es de una tristeza infinita que la izquierda cuando recupere plazas en décadas en manos de populares pueda caer en actitudes y prácticas execrables de las que ha hecho gala la derecha. La moción de censura en Benidorm con tránsfuga mediante y dimisión “in extremis” de la Pajín madre para alargar la vida política a Pajín hija, a la sazón Secretaria General del PSOE, fue una auténtica charlotada; como lo fue en buena medida toda una legislatura municipal cuya mayor virtud estuvo en entretener al personal. No hay más que repasar los titulares de prensa o recordar la concesión de la medalla corporativa de la Ciudad , a Eduardo Zaplana y a la propia Leire Pajín. No es justo que ahora, ademas, aparezcan indicios de financiación irregular que puede suponer un auténtico torpedo en la línea de flotación del primer gobierno progresista en décadas en la Comunidad Valenciana. Un gobierno que con sus aciertos y errores se desvive para devolver a los valencianos lo que la rapiña de los populares les había arrebatado, en sanidad, finiquitando el modelo Alzira o en educación, con una decidida apuesta por el sistema público.
Que los chanchullos de unos mequetrefes jubilados, enchufados o colocados , puertas giratorias mediante, ensombrezcan la entrada en vigor de una ley del alcance de la de la Renta Valenciana de Inclusión, o pongan en peligro la verdadera implantación de la abortada Ley de Dependencia, debería de ser hasta pecado.

Pero siendo los supuestos los chanchullos similares a los que amenazan la propia existencia del PP como marca y estando ya en tiempo de descuento, sólo cabe marcar diferencias en el modo en que se afronta la adversidad. Soltar lastre, renovar estructuras, abrir ventanas y puertas facilitando la entrada, pero sobre todo la salida a quienes no entiendan la política como un servicio público, sin trampas ni cartón; es la única opción.

La que empezó siendo la legislatura de la esperanza con un PP en minoría, no puede tener como corolario a unos ministros de un estado aconfesional cantando en aparente éxtasis el himno de la legión, las banderas a media asta en Semana Santa, o la letra de otro himno, esta vez el de España, compuesta por quien tiene su domicilio fiscal en Miami.

Tras ocho años Rajoy y su Partido Popular, tenemos derecho a soñar y no precisamente en un país de impostura y de cartón piedra.

sábado, 24 de marzo de 2018

"MAÑANA EMPIEZA HOY"





            La misma  desunión de la izquierda   que sirviera   en bandeja la victoria a las tropas franquistas, puede propiciar ahora  que la derecha aseste su penúltimo hachazo al  estado del bienestar.

Y es que  después  de la sanidad, la educación y la dependencia, ahora le toca a  las pensiones. Por eso no estaría de más que aquel “exceso de lucidez” que alegara alguno para humillar a Pedro Sánchez, pidiéndole “la luna” (y los medios de comunicación, claro) para hacerle presidente del gobierno, le alcanzara ahora para reconocer  que de aquellos polvos vienen estos lodos. Por no mencionar,  la Ley Wert  y la Ley “Mordaza”, aún vivitas y coleando con un PP  en minoría en medio de una “mascletá” de casos de corrupción.

            Los que tuvimos la suerte  de  dar la bienvenida a la democracia  recordamos  que el tsunami de ilusión, el ansia de progreso y libertad que la acompañaron fue de  tal magnitud, que acabó por aturdir a la derecha tardo franquista. Esto y  la súbita aparición de urnas y papeletas por las que sienten una particular aversión  (  de ahí su querencia por acudir a ellas dopados con fondos públicos) ,  les indujo  un aturdimiento temporal que permitiría  a la izquierda  ir armando a trancas y barrancas un precario estado del bienestar. Se empezaría  por la educación y sanidad públicas  para llegar décadas después  a la dependencia, torpedeada desde el principio con la inestimable asistencia al final del  Ciudadanos de Rivera en una estelar actuación como mamporrero de lujo.
           
            Pero con la crisis les llegó su hora. Los “sonados” eran  ahora los de enfrente y  emprendieron la revancha  a caballo del neo liberalismo más caníbal, jaleados por Troikas, OCDES o FMIS   tan ávidos por  cobrarse su ”libra de carne” que en el primer bocado arramblaron con el  135 de la Constitución Española

            Hace unos años  se nos acusó de haber vivido por encima de nuestras posibilidades. Después vendrían los rescates bancarios con dinero público a fondo perdido y los atropellos sin fin, preferentes, tarjetas black y los mil y un latrocinios que tan bien conocemos  en la Comunidad Valenciana donde no se respetó ni a la visita del representante de Dios en la Tierra. Ahora  se emplaza a contratar planes de pensiones  a una juventud parada en un 40% y con salarios, quienes  lo tengan,  que no llegan a los 1000€. 
Un oponente de Putin afirmaba esta semana  que Rusia es una cleptocracia, porque las empresas con pérdidas descomunales no quiebran como pasa en los países capitalistas y sus gestores se llevan  salarios de locura. La ingenuidad del productor de fresas (ese es su oficio) me enterneció . Alguien le debería hablar del capitalismo  hispano donde a los desmanes de antes hay que sumar el rescate de  ruinas como  Terra Mitica  o  la Formula 1  vendidas o compradas por un euro pero con pufos millonarios por delante o por detrás  a pagar por “poca ropa”; sin  olvidar el chollo del siglo de las autopistas de pago deficitarias que sanearemos entre todos para devolver a manos privadas limpias de polvo y paja. De las puertas giratorias a diestra o siniestra mejor ni hablar.

En las calles y plazas de nuestro país se dirime una batalla decisiva para el futuro de nuestra democracia, que tiene como protagonistas a muchos de los que hace décadas lucharon para implantarla entre nosotros. Bregados en mil batallas y a la vuelta de casi todo, saben que no hallaran el mar de los estudiantes del 68 en París, bajo los adoquines de Madrid, Bilbao, Barcelona o Alicante , pero no renunciarán fácilmente  a la dignidad  de la que se saben acreedores en la última etapa de su singladura, porque no hay democracia sin dignidad y nada hay peor que un viaje  que al final  se descubre baldío.

sábado, 3 de marzo de 2018

“AÑOS QUE NO PESAN”







            Una de las escenas de cine que más  me ha impactado la visioné en “Salvar al soldado Ryan”, de Spielberg. Es aquella en la que un soldado alemán, convence a un extenuado soldado americano tras una terrible pelea cuerpo a cuerpo, para que se deje arrancar la vida resignadamente y en silencio a punta de bayoneta.
            Esta es la imagen  que curiosamente me ha venido a la cabeza por contraste al contemplar a los miles de  jubilados tomando las calles de las principales ciudades en defensa de sus   menguantes pensiones.
            El gobierno del PP se las prometía muy felices. Acotado el incendio de Cataluña que contribuyó sin duda a prender,  confiaba en agotar la legislatura a lomos de la tan cacareada recuperación económica, aprobación presupuestaria mediante, con la asistencia de alguna oportunista pareja de baile, que  por eso hay gente hay para todo.
            Sucede sin embargo que al “Bigotes”, al Correa y al Costa les ha dado por cantar “la Traviata” con la música de fondo de unas encuestas de todo menos halagüeñas para unos populares que asombrados han de contemplar ahora  como han acabado por apolillar uno de sus principales graneros de votos.
            Aquellos que con su trabajo contribuyeran configurar la España de hoy, a años luz de aquel nontón de cascotes del que  en buena medida partieron; los mismos que tuvieron que amortiguar los  terribles efectos que la crisis y los recortes del gobierno estaban teniendo entre sus seres más queridos con el precario paracaídas de sus modestas pensiones, se encuentran ahora en la tesitura de tener que plantar cara a la insaciable voracidad  de los que en buena medida fueron responsables de la hecatombe y que les ha situado ahora a ellos mismos en su punto de mira.
            Pero se han pasado de frenada y vendido la piel del oso antes de cazarlo.  Lejos    de  la resignada inmolación del desafortunado soldado de Spielberg nuestros jubilados han optado por librar su última batalla, que es también la nuestra. Han tomado a miles las calles en un remake del cada vez más lejano 15 M, con la particularidad de que su asimilación será harto más complicada que la de aquellos jovencitos a quienes a duras penas se  puede distinguir hoy de esa casta a la que tanto vilipendiaran y que   tras posponer “sine die” el asalto a los cielos, parece que  han acabado por conformarse con un escaño en el purgatorio   ( o purgatoria) del Congreso de los Diputados.

            Frente a una juventud sometida , “cautiva y desarmada”  por las élites extractivas y aquellos que “atizan y sueltan el mondongo”  resulta que hay miles de valientes veteranos que hoy, como ayer,  se disponen de nuevo a sacarnos las castañas del fuego y cantar las verdades del barquero a cínicos desalmados que con la que está cayendo no tienen mejor ocurrencia que proponer esta misma semana,  contratos de aprendizaje ahora para los parados de 45 años. Son incorregibles.

domingo, 11 de febrero de 2018

LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL PROGRESO



Al parecer no estamos tan mal como tendemos a pensar. La Humanidad ha progresado con pasos de gigante desde la década de los noventa aunque a nosotros no nos lo parezca porque los mil y un conflictos con los que nos desayunamos a diario desvirtúa los verdaderos perfiles de una realidad que resulta que avanza por el buen camino.
Lo decía la prestigiosa revista TIME en uno de sus últimos números y varios medios nacionales se abonaban a la teoría este fin de semana. .La extrema pobreza sólo afecta a una décima parte de la población cuando en los noventa lo hacía con un tercio. Las mujeres han alcanzado un quinto de los escaños en los parlamentos nacionales de medio mundo y conquistado cuotas de influencia inimaginables hace poco; la homoxexualidad se acepta en cien países cuando apenas se toleraba en veinte entonces y terribles enfermedades como la polio se han erradicado donde antes causaban estragos; a otras, como el SIDA, se la ha acabado por “domesticar”.
Lo que nos hace estar en un permanente “sinvivir” puede deberse al estado de alerta que llevamos instalado de casa en nuestro ADN, y al que si bien debemos nuestra supervivencia como especie, nos condena a la zozobra, especialmente desde que un lunático haya tomado el despacho oval y al parecer no tiene nada mejor que hacer que lanzar sus “tweets” a modo de cerillas contra los numerosos bidones de gasolina que los intereses geoestratégicos de unos y de otros tienen distribuidos a lo largo y ancho del Planeta.

Cuando un periodista preguntó a Hanna Arendt ( “La Banalidad del Mal”) si creía posible un nuevo Holocausto, esta respondió sin dudar que “ cada paso que da la Humanidad en la historia está condenado a ser el umbral del siguiente en su camino hacia la salvación o la perdición”. Es decir que no tenemos garantizado en modo alguno el progreso, y el “regreso” siempre es una posibilidad.
Los estragos que la crisis ha producido en occidente han propiciado el surgimieno de liderazgos, cuanto menos controvertidos , de populismos y movimientos nacionalistas que enarbolan como receta una especie de utopías regresivas, una vuelta a un supuesto pasado ideal como solución , agitando un cocktail con ingredientes que todos creíamos desterrados para siempre: supremacismo racial, aislacionismo, proteccionismo, expansionismo, rearme- Bien mirado son los gérmenes que han diezmado a Europa durante siglos y que el Zar de nuevo cuño de Putin, no sólo contempla con deleite, sino que aventa, después de haber conseguido que en el flanco oriental de Europa (y de la OTAN, por cierto), a Erdogan le haya dado por apelar al Imperio Otomano.
Nuestro país no ha estado ajeno a este estado de cosas , si bien es verdad que el populismo de Podemos se esta desinflando por la poca consistencia de su liderazgo y los dos nacionalismo que se habían venido retro alimentando ( el del PP y el catalán) no pasan por sus mejores momentos, con la justicia en los talones; pero para remendar los estragos que unos y otros han producido en el panorama socio político y en el tejido económico, especialmente de Cataluña en sus respectivas huidas hacia adelante, hará falta mucho más que “la acción de la justicia”.

Sólo Ciudadanos en su indefinición aparece con ventaja frente a un PSOE que en su día fuera la piedra angular vertebradora del entramado político en nuestro país y al que no dejan levantar cabeza. La entrevista de González en EL MUNDO de este fin de semana, no hace más ilustrar la gravedad de su crisis interna y lo que en ella “vomita”, - con perdón-, no augura nada bueno a su secretario general.

La pregunta del millón es si la “alternativa naranja” es la más adecuada para el paisaje después de la batalla con el que nos vamos a topar, en el que lo que lo más perentorio será el tendido de puentes y lanzamiento de amarres sobre los que transportar las cantidades ingentes de betadine para restañar las heridas mutuamente infringidas; o por el contrario caerá en la tentación (Ciudadanos) de dejarse arrastrar por la regresión de su particular utopía de recortes de libertades y recentralización.

Estaría bien que cuando se deshoje la margarita de Cataluña, alguien nos lo contara porque el viento según las encuestas sopla en su favor y porque contrariamente a lo contado por Manrique, al menos en nuestro país, cualquier tiempo pasado no fue mejor, sino peor y casi siempre, mucho peor.

sábado, 13 de enero de 2018

EL AÑO EN QUE VIVIMOS PELIGROSAMENTE



            No hay la menor duda. El 2017 pasará a la historia de España por méritos propios. Ha sido un año en el que muchos hemos sentido el vértigo que produce el asomarse al mismo precipicio por el que nuestro país se despeñara, tampoco hace tanto, empujado por “los hunos y los hotros”,  de Unamuno .

            Después, es cierto  todo ha adquirido aires de tragicomedia, con la  estrambótica estampida de “Fuig del mon”, el flechazo de Forcadell por el 155, las descarnadas quejas Rull (o Turull) por el flatulento menú carcelario y el desatado misticismo presidiario de Junqueras,. Personajes todos cuya verdadera talla moral se ha venido perfilando a posteriori a golpe de “moleskine”.

            Una bandera republicada  en el palacio de Comunicaciones certificó en su día la caída de la monarquía según Pla en “El Advenimiento de la República”  y aquí nadie arrió la española en el Palau de la Generalitat porque los primeros sabedores de su farsa eran ellos en calidad de autores.

            Lo cierto es que todos hemos perdido con la charlotada, empezando claro por los catalanes, con  una sociedad fracturada y enfrentada, una economía gravemente dañada en caída libre y unas expectativas de mejora ( y esto es  preocupante)  inexistentes.

             La imagen y credibilidad de España por su parte se ha visto también  tocada por obra y (des)gracia de la torpeza del gobierno a la hora de afrontar la jornada electoral aunque paradógicamente haya sido el único en sacar tajada de estos dramáticos acontecimientos al usarlos como cortina de humo. Ha conseguido ocultar, siquiera temporalmente, los devastadores efectos que la crisis ha tenido en un país de salarios precarios, pensiones menguantes y juventud sin sueños, para coger  aire antes de que el tsunami de corrupción que le persigue por toda la geografía española acabe por engullirlo, encumbrando al tándem Arrimadas/ Ribera  avalados por poco más que la coherencia y gallardía de  la primera en el galimatías catalán.


            Porque el PP que niega la mayor en lo que a corrupción se refiere  donde gobierna, reniega del propósito de  la enmienda donde ejerce de oposición. En la Comunidad Valenciana  sin ir más  lejos, el caso es lacerante. Después de cuarenta años de franquismo hemos sumado  otros 20 de gobiernos populares, con los devastadores efectos que todos conocemos. Nos encontramos  ahora con  que la Sra. Bonig, ha pasado de los gritos a diestro y siniestro, a la amenaza directa a sindicatos y organizaciones empresariales.  José Císcar, por su parte, medio amortizado,  tercia en un  rapto de sinceridad y aclara que el PP nunca ha sido el partido de los empresarios. Algo evidente,  al menos en el caso de los honrados y eficientes. Los que financiaban sus saraos eran los otros y así nos luce el pelo.

            En la obra de Josep Pla a la que aludíamos hay un divertidísimo pasaje que un simio enjaulado que tras perder su cola a manos de un marinero borracho en la travesía a España desde América,  se percata del percance al abandonar su encierro cayendo en el histerismo. Se diría que otro tanto le acaba de suceder a la líder del PP valenciano. Ha reparado al fin que se ha quedado sin cola (poder), mientras ve la de César Sánhez lucir con esplendor, magníficamente fijada con el “super glue” de la marca Sepulcre, especialidad de la casa (Maruja Sánchez, Lizondo, Ramón Llin…).
           
            Mientras la una se desgañita inútilmente clamando en el desierto, o se regatean unos céntimos al salario interprofesional, el otro sin despeinarse, sube un 15% el salario a su secretaria, antigua conocida de “Richy” Costa, o canoniza al alcalde de  La Nucia (ahora que “lo suyo” está más tranquilo), con unos emolumentos que ya quisiera el President de la Generalitat.

            La ambición del César (Sánchez) es de la envergadura de los edificios que autoriza en Calpe, sin techo.  Lejos quedan los días en que le veíamos picar palmas primero con Camps, luego con Fabra  ( antes lo haría con Morató), chupando plano en Canal 9 sin desfallecer, porque es la mejor forma de hacer carrera en política, empezar por las palmas hasta llegar a la mímesis total: edificios desaforados, campos de golf sin agua, ( de los tránsfugas ya hablamos) y sobre todo una manicura perfecta para lucirla sin rubor engarzando grácilmente los dedos en actos institucionales al modo de Zaplana, Camps, Fabra o  de su antecesor José Joaquín Ripoll.

            Siempre consideré un ultraje que a este último la policía le violentara con las esposas unas extremidades superiores  cuidadas con tanto primor.

            Lo dicho, Bonig lo tiene crudo y nosotros también porque de la izquierda no hemos hablado, ni falta que hace, especialmente en Alicante.

           




domingo, 19 de noviembre de 2017

“ A VICENTE PEREZ IN MEMORIAM



Decía Roc Gregori en el prólogo de , “Poemas y reflexiones desde Carbonera”, que carecíamos de la perspectiva para valorar en su justa medida las aportaciones de la obra de Vicente Pérez.
Hay dos factores, a veces confluentes, a través de los que podemos acceder a esta perspectiva a la que tan lúcidamente aludía Roc; uno es el tiempo y el otro la distancia.
Este verano abrasador nos ha terminado por arrebatar para siempre a nuestro entrañable Vicent Pérez o Vicent “La Pedrera”, como añadía Roc, buen conocedor como es del paisaje y del paisanaje de L’Alfas. Luego el valor de los escritos del autor de Carbonera no harán sino aumentar proporcionalmente a lo dilatado ( e irreversible) de su ausencia, toda vez que por no nos lo volveremos a topar , ávido siempre de cariño y compañía, a la vuelta de cualquier esquina o en L ‘Alfassina a donde gustaba ir en busca de amigos y conversación hasta el final de sus días.
El caballo del tiempo al que aludía en alguno de sus poemas,se las ha ingeniado para descabalgarlo ( como hará con todos), pero eso sí, al final de una larguísima travesía vital iniciada prácticamente en el siglo XIX y culminada en el XXI, al que llegó el buen Vicent para plantarse frente a la pantalla de un ordenador y hablarnos de lo divino y de lo humano; porque eso es precisamente lo que hacía los sus poemas y escritos que compartía con nosotros, con una clara vocación didáctica. Y lo hacía desde su honestidad y hombría de bien, de cosas que conocía porque las había vivido y de las que quería dejar constancia para que evitando su olvido, tuviéramos alguna opción de conservar nuestro ADN, las verdaderas esencias de L’Alfàs para futuras generaciones.
Tras años de esfuerzo y sacrificio, no hace mucho L’Alfàs conseguía abrir su museo etnográfico, Una asignatura pendiente que ha logrado aprobar dignamente, con aperos, antigüedades fotos y vídeos de nuestros antepasados, sus usos y tradiciones , pero para saber de la “fuenta la Maravilla”, la confección de embutidos, la importancia de las cisternas en L’Alfàs; conocer de sus pastores y ganados o el funcionamiento del “carburero”; para eso, digo, habría que hablar necesariamente con alguno de esos “museos vivientes” (personas mayores) a los que aludía Manuel Lázaro no hace mucho en El Mundo, a los que dejamos marchar la mayoría de las veces sin prestar demasiada atención, ocupados como estamos con nuestros trepidantes ritmos de vida.
Y ahí radica lo verdaderamente excepcional de Vicente Pérez, que además de conocerlo le gustaba contarlo en sus escritos que eran una verdadera pasión para él , una especie de fuego interno que aventaba su ilusión de vivir, inconformismo y vitalidad hasta el punto que cuando perfilaba estas palabras este verano, a miles de kilómetros de L’Alfàs (la perspectiva de la distancia), me percaté de que a pesar de los muchos años que nos separaban, siempre lo consideré un amigo más, un buen amigo , ausente a partir de ahora, pero al que siempre recordaré con cariño con la generosa sonrisa que me brindara en el que los dos sabíamos seria nuestro último adiós, un adiós que el destino impidió pudiera dar a Francisco “El Cuent”, mi padre y su amigo, hace tiempo enfermo y del que él elogiaba su trabajo con sus olivos, que decía “deixava com alfabegueres”.


Que la tierra te sea leve, “amigatxo”!!!

martes, 3 de octubre de 2017

JUEGO DE PATRIOTAS

Juego de patriotas

03.10.2017 | 05:53

 
La Ítaca de Kavafis, tan magistralmente evocada por los acordes y voz aterciopelada de Llach no era un simple lugar idílico para mi generación, sino que constituía un referente espiritual, un ideal de perfección en pos del que nos dirigíamos de la mano del cantautor de Verges en su papel a medio camino entre Flautista de Amelín y Gurú mediterráneo.

Ni en la peor de las pesadillas la hubiéramos podido confundir con el desguace de la CUP, en el que despeñar simpáticas furgonetas Wolkswagen (con lo que supusieron para los movimientos alternativos); y mucho más difícil nos hubiera resultado anticipar al Llach de hoy, una especie de avatar del de entonces, de mirada torva y gorro calado hasta las orejas. Ni siquiera «la Estaca» serviría de referente, reciclada como está por mor del «Procés», para meter en vereda a los funcionarios «tibios» con el mismo.

Eran los ochenta, una década cargada de tantas incertidumbres como de ilusión y como en la canción de Nina Simone, teníamos el mundo en nuestras manos (o eso pensábamos), y nos aprestábamos a iniciar una singladura que sólo cabía culminar con un amarre en un puerto mejor que el de partida.

Y allí estábamos compartiendo la todavía precaria embarcación una variopinta tripulación de comunistas, socialistas, social demócratas, demócratas cristianos, nacionalistas con el denominador común de haber resistido en menor o mayor medida al franquismo; y después, claro, algunos jovenzuelos que, sin saber muy bien de qué iba la partida nos contagiamos de la ilusión generalizada para acabar cantando enfervorecidos aquello de «Llibertat, Amnistia, Estatut d'Autonomia» mientras blandíamos las señeras y nos desgañitábamos con un sense blau al ritmo del Paquito el Chocolatero, en las plazas de toros donde se convocaban els aplecs.

Y así ha sido hasta no hace tanto, porque al adquirir los nacionalistas la condición de víctimas del franquismo se ha tardado décadas en desvelar sus verdaderas facciones, las que George Orwell que derramara su sangre en defensa de Cataluña en el Frente de Aragón, condensara como «sed de poder, mitigada con autoengaño» ( Notas sobre el nacionalismo), obra que junto a su Homenaje a Cataluña se debería releer en estos días convulsos, a las que tal vez conviniera sumar 1984 por aquello de la re escritura de la historia, la subversión de conceptos y lenguaje de los que los nacionalistas están haciendo un uso magistral, sin olvidar a los hackers rusos. Para echarse a temblar.

Si a todo esto unimos la apropiación que en su día hiciera el franquismo de símbolos (la bandera) y del concepto de patriotismo, contrapuesto según el autor inglés al nacionalismo al limitarse a ensalzar éste lo propio sin voluntad de imponerlo a nadie, resulta que hemos andado durante décadas a pecho descubierto mientras crecía agazapado el monstruo del nacionalismo que con tanto mimo han contribuido a cebar la ceguera cuando no la incompetencia de los gobiernos de Madrid y, muy en especial, el de Mariano Rajoy.

Algo de esto es posible que intuyera cuando visité Suecia con apenas veinte años y contemplara con envidia las enseñas alzadas en los jardines que recogían con devoción al caer la tarde. Una sensación que revivo anualmente en L'Alfàs del Pi (y en mi propia casa, al ser mi mujer noruega) cuando los noruegos celebran festivamente por nuestras calles el día de su Constitución, compartiendo un sentimiento común de amor a su país y sano orgullo que les fortalece ante las adversidades, que tan bien ha reflejado el director de cine noruego Erik Poppe en La decisión del Rey ( Kongens Nei). Un rey, Haakon VII, que con su patriótico desafío al nacionalismo nazi se erigió en una figura reverenciada por todos los noruegos.

Es difícil que en nuestro desventurado país nos aproximemos a algo similar. Ochenta años más tarde hemos revivido la decepción compartida por Negrín, Azaña e Indalecio Prieto ante la deslealtad de un gobierno catalán. Cuando los sentimientos contaminan los procesos mentales entramos en terreno minado donde leyes (Constitución incluida) son papel mojado.

Vienen sin duda días difíciles porque la cuestión catalana evidencia que estamos muy lejos de haber erradicado los nacionalismos en el viejo continente, donde tanto dolor han causado y cuyo proyecto de futuro amenazan muy seriamente; porque en palabras del autor de Animal Farm, no hay soluciones mágicas, «dar la batalla y un esfuerzo moral es esencial». El problema es que da la sensación de que hemos perdido un tiempo precioso y que al menos aquí, Mariano Rajoy está a años luz de poder hacer ni una cosa ni otra.