sábado, 3 de marzo de 2018

“AÑOS QUE NO PESAN”







            Una de las escenas de cine que más  me ha impactado la visioné en “Salvar al soldado Ryan”, de Spielberg. Es aquella en la que un soldado alemán, convence a un extenuado soldado americano tras una terrible pelea cuerpo a cuerpo, para que se deje arrancar la vida resignadamente y en silencio a punta de bayoneta.
            Esta es la imagen  que curiosamente me ha venido a la cabeza por contraste al contemplar a los miles de  jubilados tomando las calles de las principales ciudades en defensa de sus   menguantes pensiones.
            El gobierno del PP se las prometía muy felices. Acotado el incendio de Cataluña que contribuyó sin duda a prender,  confiaba en agotar la legislatura a lomos de la tan cacareada recuperación económica, aprobación presupuestaria mediante, con la asistencia de alguna oportunista pareja de baile, que  por eso hay gente hay para todo.
            Sucede sin embargo que al “Bigotes”, al Correa y al Costa les ha dado por cantar “la Traviata” con la música de fondo de unas encuestas de todo menos halagüeñas para unos populares que asombrados han de contemplar ahora  como han acabado por apolillar uno de sus principales graneros de votos.
            Aquellos que con su trabajo contribuyeran configurar la España de hoy, a años luz de aquel nontón de cascotes del que  en buena medida partieron; los mismos que tuvieron que amortiguar los  terribles efectos que la crisis y los recortes del gobierno estaban teniendo entre sus seres más queridos con el precario paracaídas de sus modestas pensiones, se encuentran ahora en la tesitura de tener que plantar cara a la insaciable voracidad  de los que en buena medida fueron responsables de la hecatombe y que les ha situado ahora a ellos mismos en su punto de mira.
            Pero se han pasado de frenada y vendido la piel del oso antes de cazarlo.  Lejos    de  la resignada inmolación del desafortunado soldado de Spielberg nuestros jubilados han optado por librar su última batalla, que es también la nuestra. Han tomado a miles las calles en un remake del cada vez más lejano 15 M, con la particularidad de que su asimilación será harto más complicada que la de aquellos jovencitos a quienes a duras penas se  puede distinguir hoy de esa casta a la que tanto vilipendiaran y que   tras posponer “sine die” el asalto a los cielos, parece que  han acabado por conformarse con un escaño en el purgatorio   ( o purgatoria) del Congreso de los Diputados.

            Frente a una juventud sometida , “cautiva y desarmada”  por las élites extractivas y aquellos que “atizan y sueltan el mondongo”  resulta que hay miles de valientes veteranos que hoy, como ayer,  se disponen de nuevo a sacarnos las castañas del fuego y cantar las verdades del barquero a cínicos desalmados que con la que está cayendo no tienen mejor ocurrencia que proponer esta misma semana,  contratos de aprendizaje ahora para los parados de 45 años. Son incorregibles.

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