No hay nadie que pueda igualar a Mariano Rajoy en eso que desde siempre se ha llamado "nadar y guardar la ropa". No se pronuncia nunca y evita dar la cara siempre que puede. También es verdad que las veces en que ha hecho lo contrario le ha ido fatal. Recordemos su deslucido papel en la crisis del "Prestige", petrolero que se hundió en las costas gallegas siendo él ministro de Aznar. Su definición, intentando quitar importancia a la contaminación, "unos hilillos de plastilina que suben", pasará sin duda a los anales de la historia, después de la que acabó por armarse. Su papel en la defensa del dimitido Francisco Camps, ex-presidente de la Generalitat, para vergüenza nuestra, es, asimismo digno de mención: "Paco, siempre estaré a tu lado, o detrás o delante...", . Puede que sea esto lo que le ha abocado a su actual condición de "funambulismo político" en el que ha alcanzado unas cotas de excelencia sin parangón.
Por eso hoy, cuando después de lo que ha caído en la Comunidad Valenciana con la CAM, de saber, porque todos lo sabemos, lo que esta Caja ha venido haciendo con el dinero de todos,- Terra Mítica está a tiro de piedra- , de conocer los préstamos que se han autoconcedido sus directivos y las prejubilaciones que han "trincado hasta el punto de que El Banco de España vaya a tener que recapitalizarla ahora con 20.000 millones de eurosde todos nosotros, Después de todo esto, digo, leer hoy que el candidato socialista Alfredo Rubalcaba diga en la prensa que "algo se ha hecho mal en la CAM y alguien debería pedir disculpas", me deja a cuadros, estando uno harto como está de la actitud el candidato del PP.
Aunque a lo mejor se está refiriendo a la Fiscalia, que puede actuar de oficio o a instancias del Gobierno, en el que hasta hace poco él mismo ha estado. En ese caso todo tendría más sentido y el que debería pedir disculpas es el que suscribe.
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