La
misma desunión de la izquierda que sirviera en bandeja la victoria a las tropas
franquistas, puede propiciar ahora que
la derecha aseste su penúltimo hachazo al
estado del bienestar.
Y es que después de la sanidad, la educación y la dependencia,
ahora le toca a las pensiones. Por eso no
estaría de más que aquel “exceso de lucidez” que alegara alguno para humillar a
Pedro Sánchez, pidiéndole “la luna”
(y los medios de comunicación, claro) para hacerle presidente del gobierno, le
alcanzara ahora para reconocer que de
aquellos polvos vienen estos lodos. Por no mencionar, la Ley
Wert y la Ley “Mordaza”, aún vivitas y coleando con un PP en minoría en medio de una “mascletá” de casos de corrupción.
Los
que tuvimos la suerte de dar la bienvenida a la democracia recordamos
que el tsunami de ilusión, el ansia de progreso y libertad que la
acompañaron fue de tal magnitud, que
acabó por aturdir a la derecha tardo franquista. Esto y la súbita aparición de urnas y papeletas por
las que sienten una particular aversión
( de ahí su querencia por acudir
a ellas dopados con fondos públicos) ,
les indujo un aturdimiento
temporal que permitiría a la
izquierda ir armando a trancas y barrancas
un precario estado del bienestar. Se empezaría
por la educación y sanidad públicas
para llegar décadas después a la
dependencia, torpedeada desde el principio con la inestimable asistencia al
final del Ciudadanos de Rivera en una estelar actuación como
mamporrero de lujo.
Pero
con la crisis les llegó su hora. Los “sonados” eran ahora los de enfrente y emprendieron la revancha a caballo del neo liberalismo más caníbal,
jaleados por Troikas, OCDES o FMIS tan
ávidos por cobrarse su ”libra de carne” que en el primer bocado
arramblaron con el 135 de la
Constitución Española
Hace
unos años se nos acusó de haber vivido
por encima de nuestras posibilidades. Después vendrían los rescates bancarios
con dinero público a fondo perdido y los atropellos sin fin, preferentes,
tarjetas black y los mil y un
latrocinios que tan bien conocemos en la
Comunidad Valenciana donde no se respetó ni a la visita del representante de
Dios en la Tierra. Ahora se emplaza a
contratar planes de pensiones a una
juventud parada en un 40% y con salarios, quienes lo tengan,
que no llegan a los 1000€.
Un oponente de
Putin afirmaba esta semana que Rusia es una cleptocracia, porque las
empresas con pérdidas descomunales no quiebran como pasa en los países
capitalistas y sus gestores se llevan
salarios de locura. La ingenuidad del productor de fresas (ese es su
oficio) me enterneció . Alguien le debería hablar del capitalismo hispano donde a los desmanes de antes hay que
sumar el rescate de ruinas como Terra
Mitica o la Formula 1 vendidas o compradas por un euro pero con
pufos millonarios por delante o por detrás
a pagar por “poca ropa”; sin
olvidar el chollo del siglo de las autopistas de pago deficitarias que
sanearemos entre todos para devolver a manos privadas limpias de polvo y paja.
De las puertas giratorias a diestra o siniestra mejor ni hablar.
En las calles
y plazas de nuestro país se dirime una batalla decisiva para el futuro de
nuestra democracia, que tiene como protagonistas a muchos de los que hace
décadas lucharon para implantarla entre nosotros. Bregados en mil batallas y a
la vuelta de casi todo, saben que no hallaran el mar de los estudiantes del 68
en París, bajo los adoquines de Madrid, Bilbao, Barcelona o Alicante , pero no
renunciarán fácilmente a la
dignidad de la que se saben acreedores
en la última etapa de su singladura, porque no hay democracia sin dignidad y
nada hay peor que un viaje que al final se descubre baldío.