miércoles, 5 de enero de 2022

LA BANALIDAD EN POLITICA


 

 

Carlos Mazón ha sido el ungido por el Partido Popular para disputarle la Generalitat a Puig en las próximas autonómicas, que así es como funcionan las cosas en política y muy en especial en el PP.

Tiene el candidato unas maneras armoniosas en contraste con las de la desaparecida Bonig y su permanente griterío. Sin duda son más acordes con aquel intérprete de la canción melódica que fuera, aspirante incluso a representar a España en Eurovisión. Sin éxito, como se sabe; pero eso es lo de menos viendo como nos ha ido desde hace casi siempre en el certamen.


Lo realmente nuclear aquí es que el señor Mazón no ha hecho en su vida más que cantar y vivir de la política desde hace décadas con el principal mérito de no haberse visto salpicado hasta la fecha por las decenas de escándalos protagonizados por sus compañeros de partido. No es poco, bien mirado, cuando algunos, no se sabe si amigos o enemigos, le han llegado incluso a regalar el apelativo “hijo de Zaplana”.El mismo reconocía no hace mucho mantener cierto grado de contacto con el cartagenero, “menos que antes”, confesaba.


Es por eso que sorprende el tono y contenido del artículo publicado en DIARIO INFORMACION en el que se dedica a dar lecciones a todo bicho viviente sobre fiscalidad y progresismo. A mi me daría un poco de vergüenza. Es verdad que le han dejado un Partido en sus horas más bajas y tiene que levantar la moral a la tropa ( la deportiva, la otra se trae de casa o no es instalable) , pero eso es un juego niños comparado con el panorama con el que se toparían los infelices del Botànic al hacerse cargo de sus consellerias y abrir los cajones de sus despachos.


Habla con un desparpajo impúdico de impuestos progresivos y de rebajas impositivas , cuando milita en un partido gobernó la Generalitat Valenciana décadas, tantos años como los que él se ha dedicado a saltar de moqueta en moqueta de uno a otro despacho oficial, mientras todo ardía a su alrededor, y algunos, su padre político, entre otros, se forraban . Y él, candidato a gobernarnos, ni vio ni oyó nada.


Es posible que Puig no luzca su “sonrisa profident”, ni esté en condiciones peinar el envidiable tupe con que Mazón corona su testa , pero si calificamos de deshonesto y regresivo como hace Mazón, a quien preside un gobierno que en medio de la devastación a las primeras de cambio erradicara el copago sanitario del PP , redoblara los esfuerzos en dependencia, implantara la gratuidad de los libros de texto en la enseñanza obligatoria y rescatara la sanidad y pruebas diagnosticas privatizadas o ahora las ITV, con las que unos pocos se lucraron a costa de muchos, y todo esto, haciendo frente, por si fuera poco a una terrible epidemia, si lo calificamos como él hace, decía, como deberíamos calificar entonces a quienes protagonizaron todas las trapacerías que propiciaron nuestra ruina, entre ellas la de robar a unas monjitas o escamotear fondos a niños enfermos de SIDA, por ejemplo ? ¿ Y cómo, y esto es importante, a quienes como el Sr, Mazón, miraban hacia otro lado mientras todo eso sucedía?


Decía Hannah Arendt autora de “La Banalidad del mal”, que “ al actuar y al hablar los hombre revelan quienes son, revelan activamente sus identidades personales únicas”. .Mazón ha esbozado un autorretrato que deja poco espacio a la imaginación y aún menos cuando recientemente cambiaba a un puesto menor a la técnica jurídica que osara cuestionar la fiscalización de gastos de la Diputación que preside. ¿Les suena esto a algo?


El presidente del PP tiene prisa. “Ya es hora del cambio”, remataba en su artículo. “Estoy palpando ganas de cambio”, afirmaba tiempo atrás , pero en vista del lío que se trae con los conceptos, no sería de extrañar que el objeto de la auscultación táctil y por tanto las ganas de cambio fueran a materializarse en su propio partido. Las prisas no suelen ser buenas consejeras y en política menos.

 

sábado, 11 de diciembre de 2021

NO HABRA PAZ PARA LOS OSADOS (

 


NO HABRA PAZ PARA LOS OSADOS

(Diario Información de Alicante, 11/12/2021)

Prefieren a la cabra de la legión como representante (Guerra dixit) , Pablo Casado aterriza en una misa en honor a Franco y no se entera y a Almudena Grandes se le niega un reconocimiento por roja. Visto así parece que algunos andan empeñados en hacer bueno el vaticinio de Unamuno horas antes de morir: “Si triunfan (los sublevados) España se convertirá en un país de imbéciles. Están disparando a los intelectuales”

Es cierto que a la roja de la Grandes no se le disparó al estar ya fallecida y porque ya no se estila, que en algo teníamos que avanzar. En su lugar, son incorregibles, se intentó una condena al olvido, doblemente cruel, por inútil: los buenos artistas y escritores son los únicos con la inmortalidad asegurada. Es lo que sucede cuando no SE lee a Miguel Hernández, Lorca o Machado.

Alguien dijo que las personas puedan dividirse básicamente en dos categorías: las que construyen puentes y las que se afanan en destruirlos. En España han abundado tradicionalmente más las del segundo grupo. En todo el siglo XIX y en buena parte del XX rozamos la excelencia,el “Know how”, que se dice ahora; y cuando nos disponemos a encarar el XXI, este totum revolutum de derechas (¡Qué triste lo de Ciudadanos!), se empeña en seguir esa inveterada costumbre nuestra del tiro en el pie. Y lo hace en cada una de las pasarelas que el gobierno intenta tender para huir de nuestro fatal determinismo. Y ahí los tenemos, apuntando a todo cuanto se mueve; reforma del sistema pensiones, salario mínimo vital, ley de eutanasia, reforma laboral… Todo está mal, muy mal en una España que lleva no sé cuantos años rompiéndose mientras ellos niegan la mayor, nunca han roto un plato aunque estén hasta el cuello de corrupción e inmundicia.

Es más se crecen ante una justicia benigna donde la haya. Y Francisco Camps el único mortal al que le han salido gratis unos trajes dos veces ( la segunda por la curiosa sentencia absolutoria), visto lo visto, y tras el congreso del PP en Valencia (mejor sitio imposible) acaba de pedir la venia para revindicarse y exigir que le hagan sitio, porque en nuestra Comunidad, como dijo Costa, “la festa no s’acaba mai”. Y el “enfermo terminal” de Zaplana, otro que tal, no hace mucho reclamaba los coches que le incautaron, porque son su debilidad como se sabe y a lo que se ve, cuenta con el tiempo suficiente para disfrutarlos y quizá llevarlos él mismo a pasar la ITV, la más cara de España por sus trapacerías, de las que tendrá que dar cuenta, esperemos, en el marco del caso Erial.

Un panorama ciertamente endiablado con el que le toca lidiar a Sánchez, que ya son ganas, por muchas que tuviera al inicio de su singladura. Y eso sin entrar a valorar las diferentes sensibilidades “constatadas” (léase proclamadas a los cuatro vientos por sus protagonistas) en el seno de su gobierno.

Si a todo eso sumamos la pandemia con sus (de momento) seis olas, la correspondiente crisis económica, la eterna cuestión catalana, la financiación autonómica, compromisos de los fondos europeos, crisis en la Casa Real etc, puede que , mira por donde, no estén de más su tesón, su optimismo patológicos y la ausencia, en su caso probada, de complejos , porque los desafíos son mayúsculos y como decía Paul Auster, Premio de Asturias de las Letras en 2006 “He may not play by the rules but he’s got spirit. And when you find a man with spirit, there’s still hope for the world” Brooklyn Follies, 2005 ( Puede que no siga las reglas, pero tiene espíritu. Y mientras haya un hombre con espíritu, habrá esperanza para el mundo).

Porque esperanza, y ¿ por qué no?, algo de suerte, es básicamente de lo que más necesitados andamos en estos momentos.

sábado, 14 de agosto de 2021

SOMBRAS EN LA CULTURA DEL ESFUERZO

 


 Sombras en “la cultura del esfuerzo

 

 

 

“ La cultura del esfuerzo”, es una de  esas cantinelas con la que la derecha nos viene regalando los oídos   en los últimos tiempos. Al usarla se   presentan como   esforzados currantes que  no reparan en sacrificios para triunfar en la vida. En nuestra Comunidad Valenciana sin ir más lejos, hay un empresario ejemplar,  que la ha elegido como lema de su cadena de supermercados y patrocina  equipos basket  que la lucen ufanos en las camisetas; por mucho que se cuestione su política laboral o  aparezca su nombre en  papeles de  oscura reputación.  Sea como fuere, en base a este lema se elaboraría en su día ni más ni menos que  toda una ley de educación;  la “ Wert”, de infausto recuerdo.

            Es  esta una expresión  a la que es muy difícil  objetarle nada ;  sin sujeto ni verbo no hay forma de hincarle el diente. Lo  mismo  pasa  con otras de estilo parecido: “El derecho a la vida”, el “derecho a decidir”. Conceptualmente los elementos que las componen son buenos en sí mismos. ¿Cómo vamos a negarle a alguien el derecho a vivir?, faltaría más, ¿ o a decidir?; ¿quién, en su sano juicio puede, por otra parte,  cuestionar la bondad del esfuerzo  para conseguir alguna meta en la vida (loable, se entiende)?

            Sucede sin embargo que todas tienen algo más en común, un   gato encerrado  que nos    quiere sisar la cartera para, en el primer caso: arrebatar   a las mujeres su derecho a abortar , conseguir la independencia unilateral caiga quien caiga, en el segundo, o, en el caso que nos ocupa,  plagar educación de obstáculos  para sembrar  las cunetas con el fracaso  de los    más débiles ,  culpables, encima, por vagos.

            Todos sabemos, por otra parte, que el esfuerzo implica  trabajo duro y sacrificio. Precisa, por tanto de una llama  interior y una voluntad de hierro  que la aventen para ayudarnos a superar las dificultades que nos salen al paso. Hay que vislumbrar la meta que justifique  nuestras renuncias. También nos puede ayudar,  claro , toparnos con referentes   en los que mirarnos y  usarlos como modelo y fuente de inspiración

            Los juegos olímpicos recientemente finalizados  JJOO  podrían cumplir a la perfección este papel. Son  un claro ejemplo de abnegación y sacrificio . Jóvenes  que sacrifican  buena de parte de sus vidas  para lograr la excelencia en sus respectivas disciplinas compitiendo en buena lid con sus semejantes. En el caso de España  es especialmente meritorio  el esfuerzo que han tenido que realizar los campeones olímpicos  Ana Peleteiro y Ray Zapata, que a todas las dificultades que tiene que superar un deportista  de élite, han tenido que sumar en su caso,    el proceder de familias de inmigrantes  y  “ser negros”( palabras suyas).

            Es por eso que las reticencias del Sr. Casado en felicitarles no hay por dónde cogerlas. No cabe duda de  que sus trayectorias vitales no pueden ser más dispares: esfuerzo, abnegación y sacrificio frente a másteres y carreras caídos del cielo, con amables correteos, en todo caso, sobre la mullida alfombra de Génova 13. Pero si en  las mencionadas renuencias de  Casado  tuvieran algo que ver  el color  de la piel de los atletas, como todo parece indicar,  él solito habría reeditado, cien años después, el episodio protagonizado por Hitler y el atleta de color Owen en los juegos olímpicos de Berlín cuando el primero negó la mano al segundo,  por negro. No le quedaría pues, línea roja por cruzar; porque una cosa es seguir la estela de Aznar, y negar la victorias electorales cuando no sean ellos quienes las festejen  y otra muy distinta optar por  una deriva tan peligrosa como ésta . Uno puede empezar adentrándose  en la noche de los tiempos para  acabar varando en la de “los cristales rotos”.

            Siempre hemos tenido un problema con la derecha en España con honrosas excepciones. La Constitución del 78  extendió una alfombra  de decencia sobre las pelusas y restos del banquete franquista que más de treinta años después sus herederos, lejos de limpiarlos y sanear la estancia , se complacen en revindicar.

Y eso no hay fondo ni maná europeo que lo pueda arreglar

 

sábado, 10 de abril de 2021

PONGAMOS QUE HABLO DE MADRID Diario Información de Alicante, 9 de abril de 2021


 

PONGAMOS QUE HABLO DE MADRID”

Joan Coscubiela acaba de publicar un libro. El veterano político y sindicalista lo presentaba el otro día en un canal de televisión. Con gesto grave desgranaba la tesis de su obra; la pandemia no ha hecho sino evidenciar las contradicciones del capitalismo. Sus grandes vías de agua estaban ya presentes antes del COVID 19, aunque se hayan agrandado hasta extremos imposibles y proponía soluciones. En un momento donde imperan el eslogan, la frase ingeniosa o las “fakenews” con la mirada perdida de Ayuso, Coscubiela parece de otra galaxia.

Le recuerdo con el mismo gesto grave plantando cara a pecho descubierto a los independentistas en la la proclamación de la república catalana, auténtica charlotada con aborto en diferido. Su argumentación fue irrefutable y claro, él, que en alguna intervención consiguiera la proeza de unir en sus aplausos a toda la oposición en ese foro democrático, después de mostrar su voto negativo, terminaría por dejar la política.

Conserva sin embargo la ilusión del demócrata de verdad, el compromiso del activista sindical y emplazaba a los partidos de la izquierda a dar la batalla por Madrid, donde tanto nos jugamos de nuevo, y de hacerlo precisamente ante los perdedores de esta crisis. Falta harían allí, en Madrid, algunas de las cualidades que el ex parlamentario catalán atesora. Porque pintan bastos, para una izquierda fragmentada , mal avenida y cogida a contrapié en tiempo de descuento.

Con un candidato, Pablo Manuel, sobrevenido en un doble salto mortal, descapitalizado en lo moral, (que no en lo material) , que difícil tendrá vender su evangelio a quien a duras penas puede hacer frente al recibo de la luz y otro, Gabilondo, curado en salud al autoproclamarse soso, y al que los comicios le han hecho la puñeta. Se veía ya con un pie en otros menesteres más acordes con su talante, poco adecuado a lo que se ve para el ejercicio de la oposición por muchas facilidades que se le hayan dado. Y luego nos queda Más Madrid, que a pesar de las calabazas con que despachara a Iglesias resta por ver lo que dará

de sí con un Errejón encogido a la sombra.

Sin duda Madrid es un caso de estudio. La que en su día fuera símbolo de la resistencia antifascista en nuestra contienda”incivil” y último bastión en caer, ha acabado por convertirse en la zona cero de la corrupción del Partido Popular . Décadas llevan ya hollando el celebérrimo “No pasarán”, porque marrullerías aparte, con todo lo que ha caído (y está por caer ) no hay quien les saque de las instituciones, y todo no puede ser mérito suyo.

La solución está clara, animar, movilizar insuflar esperanzas en soluciones desde la política para que los más golpeados , pese a su abatimiento se acerquen a las urnas .Y aquí precisamente se echa de menos a políticos de una pieza como el ex parlamentario de Iniciativa per Catalunya-Els Verds, con su discurso, pero sobre todo con su coherencia y ejemplo personal, porque en contraste con su figura y ejecutoria política , nos topamos con un escenario que trae a mi memoria unos inquietantes versos de Yeats, “Los mejores carecen de toda convicción mientras los peores rebosan de una apasionada intensidad (“The best lack all conviction while the worst are full of passionate intensity” William Butler Yeats “The Second Coming “)

Puede que Ayuso, como proclaman en sus escaparates, a algunos haya dado la vida. Ninguna novedad, ya se la dio en su día al perrito de Aguirre; ahora urge enseñarle la puerta de salida, porque la evolución de la Comunidad con cuatro años más en su presidencia, viene como la etimológica premonición que desprende su propio apellido, aunque difícil está caer mas bajo

Que la suerte nos sea propicia a todos porque si Madrid se resfría puede que a todos nos dé por estornudar.


domingo, 11 de octubre de 2020

 

DE ESPEJOS Y REALIDADES




Los espejos siempre han tenido un componente mágico con infinidad de posibilidades literarias . Eso de ver reflejada nuestra imagen a un palmo de la nariz tiene su cosa. Y más aún si lo que se refleja es el perfil de otro en lugar del propio, como aseguraba un periodista de esta casa sucedía a inicios de legislatura con los socialistas valencianos, que veían la imagen de Mónica Oltra cuando se enfrentaban a este objeto por las mañanas. Me da que no sería para tanto en estos momentos

Joan Fuster por su parte no se andaba con miramientos y en uno de sus aforismos evidenció una visión de la humanidad más descarnada. Si en alguna ocasión, decía el de Sueca, un espejo nos mostrara tal como somos, optaríamos por el suicidio, dado el insufrible contraste entre realidad y la imagen idealizada que sobre uno mismo tendemos a elaborar.

Sea como fuere, si alguna virtud ha tenido esta pandemia ha sido precisamente la de situarnos frente a un espejo, cruel e inmisericorde , pero honesto a fin de cuentas , y revelar la desolación que campa por doquier en el país y de la que más nos valdría ir tomando nota.

Es lo que de alguna manera venía a denunciar el artículo Juan R. Gil en el INFORMACIÓN del domingo con la gestión que se ha hecho en la sanidad valenciana y esa tentación siempre presente en nuestros políticos de negar la mayor y recurrir al trilerismo, sin asumir consecuencia alguna.

Es cierto que el COVID llegó cuando apenas nos habíamos repuesto de las plagas que constituyeron en nuestra Comunidad los sucesivos gobiernos del PP, pero no deberíamos obviar que los del Botànic llevan años al timón y algo tendrán que decir sobre la mejor forma de afrontar el presente y atacar el futuro para salir a delante. Y la verdad es que no hay margen para la complacencia por mucho que con frecuencia parezca que estén encantados de haberse conocido .


En educación sin ir más lejos, más de cinco años de gobierno de coalición, no han conseguido devolver al sistema educativo a la situación previa a los recortes de la derecha, ni en medios o infraestructuras ni en plantillas, ni en condiciones laborales del profesorado, ni en reconocimiento de su labor. Era más urgente armar un determinado modelo educativo para dejar impronta que tapar las evidentes vías de agua que el confinamiento a hecho estallar en sus narices, y que en buena medida estaban en el origen de las mareas verdes que les ayudaron a pisar moqueta.


Si la primera ola nos dejó noqueados sin armas ni recursos para abordar nuestra tarea con dignidad y créanme, mejor no entrar en detalles, la segunda acometida pandémica y la vuelta a las aulas ha hecho saltar todas las costuras que aún resistían en nuestro sistema escolar, mostrando que está a años luz de garantizar la tan cacareada educación para siglo XXI : obsolescencia o inexistencia de equipamiento informáticos, unas conexiones a internet más propias de Abisinia que de la cuarta o quinta, economía europea y, como no, su cronificada masificación, un auténtico clásico. Todo esto ha acabado por dar al traste con los escasos logros que en calidad educativa se habían podido arrancar con mucho esfuerzo y tesón. Así desdobles, laboratorios, aulas de música o tecnología han recuperado su condición de utopía, salvo de las bibliotecas escolares que hace tiempo duermen el sueño de los justos;y los bachilleratos por su parte, y esto es realmente grave, se han visto abocados a una presencialidad “interrupta” que nada bueno habrá de traer por mucho que se rebajen las exigencias en las pruebas selectivas.


Y así, mientras los políticos se desayunan prometiendo montañas “conectadas” e “inteligentes”, sucede que sus partidos condenan a la escuelas valencianas al siglo XIX, por si la plaga no había puesto bien a las claras el camino a seguir.


A inicios de la pandemia, decía Pablo Simón en su artículo “Odiar la educación” que “ si un país tiene antes un plan para ordenar sus playas y terrazas que su sistema educativo, algo no va demasiado bien”; si no puede haber economía sin salud, ¿podrá haber un futuro sin educación? Si las generaciones venideras son las que habrán de apechugar con la ingente deuda que les dejaremos, ¿ no habríamos que equiparles al menos con las armas y recursos para poder salir adelante?

Pues bien que alguien lea las 35 medidas que propuso Puig en el debate del estado de la Comunidad, y después, si no es mucho pedir, nos diga si no se echa en falta algo más las luces largas en cuestión tan capital.


viernes, 15 de mayo de 2020

“ABRAZOS PROHIBIDOS”



"A Juan Genovés, pintor Valenciano, In Memoriam"

                        No podrían haber elegido los de Vetusta Morla mejor momento para lanzar a los cuatro vientos el tema que da título al presente artículo. Lo hacen en un país y continente donde  se dan  cita  todos los males del siglo XX  ,”el odio, las fronteras y el miedo”,  como decía Edmundo de Waal en un reciente artículo. Por si fuera poco a estos se le ha acabado sumando esta “peste”, versión 3.0  que no deja de ser el COVID19 y que ha  sembrado devastación, miseria y desconfianza por doquier.
             Esta última, la desconfianza, prima hermana del miedo, corroe nuestra propia condición humana, y nos priva en las  situaciones límites  a las que miles de personas se han visto sometidas, de mostrar la compasión y el afecto que hubieran ofrecido sin dudar en condiciones normales, con  el  abrazo a un ser querido en el  último tramo de sus vida, pongamos por caso.
            Era un gesto ,- el abrazo, digo-  que pasaba desapercibido, que teníamos de algún modo automatizado y que se “disparaba” en las ocasiones realmente especiales, entrañables, porque implicaba cercanía, contacto,  calor físico; pero también  de espíritu, una simbólica aproximación de corazones. No es extraño por tanto que tras estas cinco interminables semanas de confinamiento se le haya empezado a reivindicar y poner en valor. Lo echamos de menos.

            Pero el abrazo tiene también  otra vertiente  más trascendente si cabe  que no deberíamos desatender
            Cuando acabamos de conmemorar el aniversario de la rendición nazi y de celebrar el Día de  Europa,   no se debería  olvidar  que el periodo más largo de paz y prosperidad  vivido e este convulso continente se ha forjado en buena medida,  precisamente, a base de abrazos.

            Como el que la Gran Bretaña de Churchill  en solitario  brindara a la Europa esclavizada por Hitler,  que reivindicaría años más tarde“Greece will never forget how much we gave from the little we had” (Grecia nunca olvidará lo mucho que dimos , teniendo tan poco”); como el posterior abrazo de EEUU a Gran Bretaña y a Europa en su conjunto al entrar en la contienda  o  el providencial  Plan Marshall ; como el de Alemania y Francia en su histórica reconciliación que allanó el terreno para el proyecto Europeo, o el de los propios alemanes con la caída del Muro, o el de los portugueses en su Revolución de los Claveles y su emotiva Grandola Vila Morena o finalmente  el nuestro, el de la transición, que tan bien  reflejara Genovés en su cuadro del mismo nombre.

            Los efectos benéficos del abrazo, son pues indiscutibles, pero lo son aún cuando vienen mal dadas ,en mitad de una galerna como la que  nos azota en estos momentos. Hacer piña, arrimar el hombro, remar en la misma dirección, ser honestos,  es una cuestión de pura supervivencia.  Lo primero es no zozobrar. Así se ha entendido en toda Europa. Tiempo habrá para el reproche y la rendición de cuentas. Bastante tienen los gobiernos  de turno con lidiar   el morlaco que les ha tocado . Así se ha entendido en toda Europa  decía…, menos  en España.

            Tenemos aquí una derecha, (con los nacionalistas no pierdo más el tiempo) que lo que quieren es  hundir el país para después rescatarlo  , según  Montoro en un rapto de sinceridad. Lo que pasa es que ya sabemos a quienes les da siempre por arrojar por la borda con tal de  salvarse ellos ; de nuevo tenemos  aquello de  “jugamos como digo o  rompo el juguete”, Cuarenta años de franquismo les extendieron, es lo que creen, la escritura de propiedad .

            Decía Marco Aurelio, por cierto, víctima él mismo de la peste,  que había que actuar con prudencia y decir siempre la verdad. Poco hay más prudente  aquí y ahora que curar heridas, ahuyentar a la muerte y  desterrar a la oscuridad, como reza  la canción. Pero este Partido Popular de Casado, instalado en una permanente impostura, el único abrazo que al parecer está en condiciones de dar al país , una vez más  es  “ el abrazo  del oso”, especialidad de la casa .
El dragón al que se enfrenta España tiene, a lo que se ve, más de una cabeza.
           

viernes, 10 de abril de 2020

"EL VUELCO DEL DESTINO"





"Rapto de Europa". Fernando Bellver

«Ha habido muchos episodios de peste en el mundo, como también ha habido muchas guerras, y aún así la peste y las guerras nos pillan siempre desprevenidos». Quien nos iba a decir que estas palabras de Camús en  «La Peste» fueran  a cobrar tanta actualidad en pleno siglo XXI, cuando  nos veíamos  ya con un pie en Marte y otro donde hiciera falta. Calentamiento global aparte, éramos los amos del universo y este contratiempo  nos devuelve a  nuestra verdadera insignificancia.
            Pero, seamos honestos, no es que nos haya pillado desprevenidos;  es mucho peor; hemos negado las evidencias. En China se ocultaron  los primeros casos y la tomaron  con  un médico honrado que dio la voz de alarma ,  y aquí nos vendaríamos los ojos para reírnos de las precauciones que veíamos tomar a los comerciantes de ese país al frente de sus negocios. Ni siquiera nos preocupó, conociéndoles, que  bajaran las persianas .
            Y así seguiríamos  como quien oye llover,  sin renunciar a  nuestra sagrada  zona de confort,  actos sociales, deportivos o culturales  a tutiplén, porque  a nuestro alrededor todo seguía tan igual como diferente habrá de ser lo que resulte del devastador paso del coronavirus entre nosotros. Porque  tras la plaga ,nada vuelve a ser como antes, ni siquiera “ el corazón de quienes le sobreviven”, como sentencia  uno de los personajes de la obra en cuestión.
            Más nos hubiera valido “estar al loro” como se suele decir, porque ahora va a resultar que acabaremos pagando el pato los de siempre, Italia y España que despiertan una simpatía en según qué países del norte, inversamente proporcional  a la admiración que sienten por nuestras playas o clima. Las reacciones del simpático holandés de turno no se harían  esperar para hacer como antaño   las delicias de nuestra prima más querida, la de riesgo.



           


Y en estas estábamos, corazón en vilo pendiente de los boletines de noticias  a cual más estremecedor , cuando en el Whatsapp de un buen amigo veo la portada  de un librito que le regalara tiempo atrás, “La Idea de Europa”  y su triste comentario “¿Qué pensaría su autor Steiner en estos momentos?”
            Sin duda  tuvo suerte en abandonarnos el Premio de Asturias  antes de contemplar la desolación que se  adueña  de su  estimado Continente, cuna de la civilización según él,  para la  que jamás cejó en su empeño de encontrar  un denominador común que actuara como  argamasa. Como cuando resaltaba con convicción lo insignificante de sus distancias en comparación con otros casos. “Europa has been, is walked” (Europa ha sido,  es andada”), que es lo que  en definitiva hicieron desde las legiones romanas, pasando por los bárbaros hasta llegar a las tropas de Napoleón o Hitler. Incluso sus más imponentes   barreras geográficas serían  sorteadas por los elefantes cartagineses.

Por eso son  particularmente patéticos por inútiles,  los intentos de algunos líderes europeos del norte de huir con el botín amasado gracias a la Unión Europea ante el avance del coronavirus y me recuerdan de nuevo un personaje de la novela de Camús, que hace acopio de artículos  cuando la enfermedad azotaba Orán para especular,  teniendo que retirar los operarios del hospital a su muerte víctima de la plaga, todo lo que había  almacenado  bajo la cama.

El nuestro es sin duda un continente  complejo y contradictorio, donde  una cosa es la simpática e idílica  visión del campanario del próximo pueblo para el viajero que se lo  patea,  como  destacaba  Steiner,  y otra muy diferente, cuando es el campanario el que nos impide ver el camino que nos convendría  tomar, como puede ser  el caso.

En un magnífico artículo un Javier Solana, convaleciente aún  del coronavirus, apelaba  a la grandeza de Europa y sus líderes, titulándolo como uno de los volúmenes de las memorias de la Segunda Guerra Mundial  de Churchill, “Our Finest Hour”, (“Nuestro mejor momento”).

Modestamente  emularé su optimismo en el mío al titularlo como otro  ejemplar de la monumental obra del “bulldog inglés”  “The hinge of destiny” (“El Vuelco del Destino”), por eso de que Europa, según dicen, siempre se ha forjado en las crisis;  eso sí, con los dedos cruzados y esperando que  los acontecimientos no hicieran más apropiado el de otro de los integrantes de la sextalogía , “The Gathering Storm” (“La Tormenta en ciernes”),  por la cuenta que a todos   nos tiene, también a los del norte, por mucho que se esfuercen en ignorarlo.