Diplomado en Lengua Española e Idioma Moderno ,-Magisterio- ,( Universidad de Alicante). Licenciado en Filología Inglesa (U.A.) Curs Superior de Lingüística Catalana del ICE (UA).Mestre de Valencià. Experto Universitario en la Enseñanza de Español para Extranjeros (UNED), Postgrados: Shakespeare en la Imaginación contemporánea; Literatura Irlandesa: orígenes y evolución, American Literature to 1900 (UNED).
miércoles, 17 de junio de 2015
"Que tinguem sort" Diario INFORMACION de Alicante, martes 17 de junio de 2015
FRANCESC PÉREZ I BALDÓ 17.06.2015 | 03:18
Que tinguem sort
No lo hemos tenido tan mal los de mi generación. En cierto modo hasta podría decirse que hemos sido unos privilegiados en muchos aspectos.
Del franquismo apenas conocimos sus últimos estertores. El desarrollismo de los años 70 nos abriría las puertas de los institutos y algunos conseguiríamos culminar estudios universitarios a costa, eso sí, de no pocos sacrificios de nuestros padres. Veríamos fracasar el golpe del 23 F de infausto recuerdo y a la democracia consolidarse definitivamente con la victoria de los socialistas, de cuya mano entraríamos en Europa por la puerta grande, allanando definitivamente los Pirineos de don Miguel de Unamuno.
La complicada aritmética de la primera legislatura de Aznar y la bonanza económica de aquellos años camuflarían su indignidad política que se desvelaría con su grotesco posicionamiento en la guerra de Irak y sus inquietantes manipulaciones de los atentados de Madrid, que de nuevo precipitarían un gobierno de progreso. Sólo en la Comunidad Valenciana, con la permanencia del PP durante dos décadas, se diría que nos hemos quedado a mitad del camino y que lo único que ha progresado aquí han sido el patrimonio de algunos y la deuda pública generada para todos los demás; y a la que habremos de hacer frente cuando apenas podemos llegar a fin de mes. En la última legislatura, además, los populares se han aplicado con ahínco en la erosión de todo lo público que pueda quedar con la excusa de la crisis, mientras flotaban ingrávidos, inasequibles a cualquier forma de remordimiento por encima de las mareas multitudinarias (blancas o verdes) con las que los ciudadanos expresaban su desesperación.
Con pasmosa frialdad, con una mano, firmaban decretos que ponían en la calle de un día para otro a miles de maestros y profesores que habían dejado lo mejor de sus vidas en las aulas de colegios e institutos públicos al tiempo que con la otra se recurrían sentencias que señalaban la ilegalidad del copago para dependientes. Y todo sin dejar de sonreír, que es lo mejor que sabe hacer la portavoz y consellera de Educación más infame que hayamos podido tener en democracia, cuyo mayor logro habrá de ser, sin duda, el de haber encumbrado a los altares a su antecesor Font de Mora (también conocido por Blackberry Fountain).
Han escamoteado, malversado y/o robado en todas y en cada una de las áreas de gestión: visita del Papa, ONG, Canal 9, construcción de colegios, aeropuertos para conejos y un interminable etcétera. ¡Unos auténticos cracks!
Por eso es especialmente importante que haya cuajado un pacto de izquierdas en el País Valenciano, para que finalmente podamos tener una segunda oportunidad para culminar aquella primera transición que quedara inconclusa a base de marrullerías diversas y la financiación ilegal sobre las que forjaron sus mayorías absolutas.
Hará falta no poca generosidad, altura de miras y audacia como las que ha demostrado tener una vez más Ximo Puig (ya lo hizo convocando primarias), al hacer oídos sordos a quienes en su partido, probablemente los de siempre, hubieran preferido se precipitase en brazos de la «hidra» Punset, para así poder ellos conciliar el sueño cuanto antes. Ha demostrado capacidad de análisis y ser consciente del papel que en este momento histórico, sin duda, le está reservado protagonizar, a él y al PSPV, por fin.
También Oltra ha dado la talla y ha prevalecido en ella el sentido común y la coherencia que se le presuponía y ahora le tocará demostrar que además de predicar sabe dar trigo, y estoy convencido de que lo sabe. Los dos tienen ante sí desafíos titánicos. Han asumido una responsabilidad infinita, pero como dijera Churchill en alguna ocasión, «la responsabilidad es el precio de la grandeza».
Y nosotros, ahora que después de más de veinte años vuelven a resonar en Les Corts los nombres de Fuster y Estellés con respeto, tal vez no estaría de más que nos acordáramos de Llach y les dedicáramos aquello «Que els deus "lis" guardin els camins» o aquello otro de «Que tinguem sort». Por la cuenta que nos tiene.
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