miércoles, 9 de abril de 2014

"" DE HEROES Y DE TRUHANES" Diario INFORMACION DE ALICANTE, 9 de abril de 2014

“De héroes y de truhanes” Nunca voté a Adolfo Suárez. Las primeras elecciones democráticas me sorprendieron con diecisiete años y la mayoría de edad la celebraría más tarde votando por la Constitución, hoy en sus horas más bajas tras el cuestionable “lifting” al que la sometiera Zapatero por prescripción facultativa de Bruselas. Suárez ganaría las elecciones de 1979, también sin mi voto. Siempre vi en él , como creo que pasó a buena parte de mi generación, a una especie de esqueje del franquismo en el que jamás se me pasó por la cabeza depositar mi confianza y confieso haberle reído la gracia al ocurrente y corrosivo Guerra, cuando le llamara “tahúr del Mississipi”. ... Y sin embargo ahora he lamentado sinceramente su pérdida y no he podido evitar un a sensación a medio camino entre la orfandad y la culpa por no haber sabido verbalizar hasta la fecha mi reconocimiento y gratitud por todo lo que el ex presidente es evidente que ha hecho por nuestro país. En mi descargo podría aducir, claro, la juventud de entonces , la falta de perspectivas y la efervescencia con la que vivimos aquellos años, tan complicados como desbordantes de ilusión y con unas expectativas que el tiempo,( y la condición humana) se han encargado de situar en sus justas y poco halagüeñas dimensiones. Es cierto que España ha cambiado muchísimo en todo este tiempo, que nuestra inserción en las instituciones Europeas es total e irreversible; que hace tiempo se ha dejado atrás el ruido de sables y que el último “fru fru “ de sotanas a cargo de Rouco en el mismísimo funeral del ex presidente se nos antojó algo más propio de “halloween” que otra cosa; por lo extemporáneo, y por eso de : “truco o trato”. Pero no lo es menos, sin embargo, que nuestro país ahora, como entonces, atraviesa momentos de extrema dificultad., con la gran paradoja en esta ocasión, de que los causantes de la mayoría de nuestros males son aquellos que se postulaban como solución, los políticos, que se iban a encargar de velar, eso decían, por nuestras libertades y bienestar colectivo. Quizá sea por eso que el adiós a alguien que se consumiera en el gobierno, luchando contra viento y marea, que aguantara el tipo con valentía ante el humo de los subfusiles, mientras todos, casi todos,” reptaban” a su alrededor; a alguien era capaz de dirigirse al pueblo en esos primeros planos en los que destacaba su mirada clara y transparente, no hace sino acuciar nuestros sentimientos de soledad y abandono. Incluso en la más célebre de sus frases, aquella de “puedo prometer y prometo...”, no habremos de encontrar más que compromiso y humildad para abordar el que sería su primer y más relevante objetivo, un simple “ ...intentar elaborar una Constitución en colaboración con todos los grupos representados en las Cortes, cualquiera que sea su número de escaños. Como contraste tenemos ahora de presidente a alguien que figura en los papeles de Bárcenas como perceptor de dinero “B” en metálico y en especie, y que en lugar de dar las obligadas explicaciones, se dedica a repartir paro, recortes y copagos por doquier con sus políticas ; a alguien que sale escopeteado por puertas traseras cuando intuye el “click” no ya de un subfusil, que sería humanamente comprensible, sino de una cámara fotográfica; a un presidente que muestra una inquietante incapacidad para mirar a los ojos a su interlocutor o para articular tres frases seguidas sin balbucear. A alguien, en definitiva que ha elevado las pantallas de plasma a la categoría de “preservativo” de la libertad de expresión en nuestro país. El tiempo, “gran escultor”, ha perfilado las verdaderas dimensiones de la persona y obra del ex presidente Suarez , titánicas, sin duda , jibarizando a su vez las de algunos sus compañeros de travesía que han dilapidado por el camino el bagaje de dignidad y autoridad moral que hubieran atesorar en sus ejecutorias políticas o institucionales, puede que demasiado ocupados amasando honores y prebendas para reparar en las posturas tan poco gloriosas con las que a buen seguro habrán de pasar a la posteridad. Con Suárez desaparecen en suma , los ideales de toda una época a los que los españoles con el paso de los años hemos llegado a considerar épica, como la propia trayectoria de su principal valedor y sobre todo su final político y personal, triste, sin duda, más propio de una tragedia griega. . Esta falta de referentes, esa dolorosa ausencia de los ideales que nos acompañaran en las primeras etapas de nuestra singladura democrática,( todo parece hundirse a nuestro alrededor) no hace sino aguijonear nuestros sentimientos de desafección política y de soledad, hasta el punto de hacer buena aquella frase que hace años leyéramos en las Memorias de Adriano de Yourcenar: “cuando los dioses ya no existían y cristo aún no había aparecido, hubo un momento único desde Cicerón A Marco Aurelio en que sólo estuvo el hombre”, es decir, el ciudadano de a pie. El pueblo, al que las políticas del Partido Popular intentan por todos los medios reducir a la condición de vasallo, ha estado a la altura, una vez más en el último adiós Adolfo Suárez y las únicas esperanzas de regeneración democrática que tal vez podamos albergar radican, en mi opinión, en los numerosos jóvenes que pudimos ver haciendo cola para rendirle un último homenaje . Tal vez sea ésta la última oportunidad que tengamos los de mi generación para saldar parte de enorme deuda que en su día contrajéramos con el presidente fallecido, poniendo en valor su obra ante las futuras generaciones para que, exorcizados los viejos demonios de nuestro país, podamos encarar el futuro con una mínimas garantías de éxito.

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