Diplomado en Lengua Española e Idioma Moderno ,-Magisterio- ,( Universidad de Alicante). Licenciado en Filología Inglesa (U.A.) Curs Superior de Lingüística Catalana del ICE (UA).Mestre de Valencià. Experto Universitario en la Enseñanza de Español para Extranjeros (UNED), Postgrados: Shakespeare en la Imaginación contemporánea; Literatura Irlandesa: orígenes y evolución, American Literature to 1900 (UNED).
miércoles, 20 de marzo de 2013
"UNA LIBRA DE CARNE" Y NI UNA PIZCA DE VERGÜENZA"
Estaba cantado. Era cuestión de tiempo. La borrachera de prepotencia de la que hace gala un día sí y otro también nuestro peculiar ministro de economía, nos hacía temer lo peor. No contento con condenar nuestra sanidad y educación públicas a la inanición, y arruinar así nuestro presente y el futuro de las nuevas generaciones, (probablemente también las del PP), ahora la ha tomado con el sistema de trasplantes español, modélico donde los haya, y ejemplo a imitar en cualquier país civilizado que se precie.
Pretende el señor Montoro, privar a los ciudadanos de a pie, que han tenido la desgracia de precisar del trasplante de algún órgano vital y pertenezcan a alguna comunidad que no haya cumplido con los criterios de reducción de déficit, que el propio Montoro ha sido incapaz de cumplir a nivel nacional, abandonen toda esperanza de seguir con vida, porque no van a poder acceder a un órgano dentro del sistema nacional de trasplantes. El Estado, es decir Montoro (ni uno podía aspirar a más ni el otro verse reducido a menos), dejará de financiar los cursos de formación de los especialistas.
La argumentación es estrambótica, casi de risa si no se estuviera jugando con la salud de unos pobres enfermos a punto de ser, también ellos, desahuciados de este mundo.
El paralelismo con la magistral obra de Shakespeare, “El Mercader de Venecia" es asombroso. Si en la obra del genial dramaturgo inglés Shylock, el usurero pretendía cobrar con una libra de carne la deuda que Antonio había contraído con él para ayudar a un amigo y que arruinado al hundirse sus barcos no podía él mismo satisfacer, aquí el inefable Montoro, se quiere cobrar la deuda con la carne que otros, con sus órganos, han donado desinteresadamente para ayudar a sus semejantes, sin importarles edad, condición y procedencia y , por si fuera poco, de forma altruista.
En la obra del escritor inglés, una hábil argucia frustra las perversas intenciones del usurero. Se condiciona el cobro a la ausencia de sangre en la extracción, algo evidentemente imposible.
Visto el escándalo y alarma social que se ha producido en nuestro país al hacerse pública la noticia, me da que aquí sucederá, afortunadamente algo similar.
Incluso para los Rajoy, las Cospedal y los Montoro, tamaña injusticia sería demasiado SANGRANTE....
miércoles, 13 de marzo de 2013
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