miércoles, 17 de diciembre de 2025

"POR SUS OBRAS LES CONOCEREIS






    No deja de causar admiración, en los Grandes Documentales de La 2, la asombrosa capacidad de algunos animales para camuflarse, cambiando incluso de forma y color para zamparse a una presa desprevenida o evitar ellos mismos convertirse en la merienda de algún depredador. Supervivencia, al fin y al cabo.


    Pero no nos equivoquemos: quienes hemos elevado el fraude —porque de eso se trata— a la categoría de lo sublime somos los humanos. A todas las triquiñuelas imaginables sumamos el habla y las palabras salen del corazón, donde —según San Mateo se incuban “los malos deseos, los homicidios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las blasfemias” (Mt 15,18-19). Poca broma. No es extraño que el evangelio nos advirtiera: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus obras los conoceréis”. La sabiduría popular lo simplificó con un certero: “Del dicho al hecho…”

    Y como hay mucho en juego, conviene no olvidar todo esto con la llegada del nuevo inquilino del Palau de la Generalitat. Una suerte de osito de peluche aterrizado en política, del que se destacan sus ademanes amables y su reposado hablar, en contraste con la chulería y el atropello de su predecesor. Juanfran transmite cercanía —el apelativo ayuda— y viene, por si fuera poco, con la beatífica aureola de alcalde querido, por más que se hable de ciertos asuntillos de disciplina urbanística por aclarar o se cuestione el modelo de crecimiento elegido para su pueblo.

    La declaración de intenciones de su discurso de toma de posesión, en valenciano, refuerza esa imagen de xic del poble que tanto vende en campaña. Apelaba a la transversalidad, a la apertura, renegaba del sectarismo: “Nunca rechazaré valorar una idea venga de donde venga”. Pero acto seguido aludía a la importancia de la estabilidad, léase: pacto con la extrema derecha.

    Y así, mientras pedía con la mano derecha perdón a los familiares y víctimas de la DANA, con la izquierda firmaba el aumento de sueldo de Mazón como presidente de no sé muy bien qué comisión en Les Corts, con oficina en Alicante, secretarios, chófer y escoltas en calidad de expresident. El ardid no funcionó. Le dieron calabazas.

    Tampoco creo que le acabe de funcionar regalar el oído a los maestros felicitándolos en su día y ensalzando la importancia de su labor cuando, a continuación, pone en valor la Llei de llibertat educativa, una de las principales razones que han motivado la huelga del sector convocada para el 11 de diciembre. O cuando nos enteramos de que ha promovido a la Conselleria de Hisenda al exconseller de Educación, aquel que no hablaba valenciano por ser de Alicante y era incapaz de ocultar su desprecio hacia los docentes, a quienes acusó poco menos que de politizar la educación o de ser unos vagos.

    Sorprende asimismo que afirme que en Les Corts ha sobrado barullo e insultos, culpando implícitamente a la oposición, cuando lo que realmente ha sobrado es indignidad y mentira por parte de su president, del que él mismo ha sido colaborador clave todo este tiempo.

    Y luego está el dato revelador: casi un veinte por ciento de las treinta y cinco páginas de su discurso de investidura las dedica el moderado Juanfran a la cuestión migratoria, donde no hay postulado de Vox que quede por comprar. Desde la delincuencia asociada y la presión sobre los servicios básicos, pasando por las subvenciones, hasta llegar a la mismísima teoría del reemplazo.

    Si a esto sumamos su antieuropeísmo de “élites europeas de despacho”, su oposición al Pacto Verde“impostura ecologista”—, la negación implícita del cambio climático o los bulos a los que recurre cuando acusa a las renovables del apagón, no hay demasiados motivos para el optimismo. No en balde fue el artífice del ignominioso pacto de la servilleta que permitió a la ultraderecha entrar en un gobierno autonómico en Europa. El viejo continente que ahora sabemos está en el punto de mira de Trump, que planea rematarlo haciendo uso de las camisas pardas con las que Pérez Llorca pacta y se mimetiza.

        Pero esa misma Europa que Trump y sus mamporreros se quieren cargar, decía George Steiner, es heredera tanto de Atenas como del cristianismo, el judaísmo y el islam. Y en su acervo cultural encontramos diversas versiones de la fábula del lobo con piel de cordero. La de Esopo, por ejemplo. Y otra aún más interesante, de un escolar italiano, Laurentius Absentius, en la que el pastor decide colgar al lobo disfrazado porque, aunque la piel era de cordero, sus actos seguían siendo de lobo.

En el País Valencià, no hay pellejo suficientemente grande para tapar la miseria política del Partido Popular que aún lidera Mazón ni la del gobierno, apenas maquillado de Juanfran . Las patitas siguen asomando.

Y se ven desde lejos.





domingo, 2 de noviembre de 2025

" A LA VORA DEL RIU, NO FACES NIU"


A LA VORA DEL RIU, NO FACES NIU”


Pocos discutirán que el refranero popular se sostiene, ante todo, sobre el sentido común; ese que, con frecuencia más luce por su ausencia en nuestro día a día . El dicho que da título a este artículo sin ir más lejos, nos lo hemos venido pasando los valencianos por el forro con obstinación, y eso que la historia de nuestra tierra está sembrada de tragedias con el agua desbocada como protagonista. Crecidas, riadas, barrancadas, pantanadas o, directamente, diluvios —como la DANA de hace ahora un año— nos han recordado una y otra vez la fragilidad de levantar la vida junto al cauce porque las aguas, más pronto que tarde harán valer sus escrituras de propiedad.

El episodio del octubre pasado se saldó con miles de damnificados que perdieron sus bienes y, lo que es aún más terrible, 229 vidas y un desaparecido que suma incertidumbre al dolor. Todos ellos abandonados a su suerte por quienes tenían la obligación moral —y política— de velar por su seguridad.

Y es que diferencia de lo que narra el Antiguo Testamento, los valencianos no tuvimos ese día la fortuna de contar con un Noé, ese hombre “justo y recto, perfecto en sus acciones” que construyera el Arca y guiara a los suyos hasta el Monte Ararat. Más bien, lo contrario: el nuestro estaba fuera de cobertura en El Ventorro, y luego —quién sabe— porque esa es otra...

El Almanaque de Las Provincias de 1898 describía así la terrible riada del año anterior y lo que las aguas del Turia arrastraban en su furia: “...gran cantidad de naranjas, una barraca, un gato y un pollo vivos, y dos gansos muy arrogantes que llegaron hasta el Puente de San José... donde perecieron.”

Difícil resistirse a trazar el paralelismo entre aquellos gansos y Carlos Mazón: por la arrogancia que aún exhibe y por esa desconexión con la realidad que le empuja, inexorablemente, hacia un final que todos vemos menos él. Su carrera política no podrá alargarse mucho más —ya lo ha hecho en exceso—, sobre todo después de su último acto de indignidad: acudir al homenaje solemne a las víctimas de la DANA. Más que un error, una ofensa que no añade consuelo alguno, sino sal en la herida.

No hace tanto que lo veíamos recorrer los medios de comunicación, citando compulsivamente a Ortega y Gasset para darse lustre: “Solo es posible avanzar cuando se mira lejos.” Prometía responsabilidad, altura moral y grandes gestas “revestidas de principios”. El balance a día de hoy no puede ser más devastador. Y solo se explica por el defecto que el propio Ortega atribuía a los españoles: “el error habitual en la elección de las personas, la preferencia inveterada de lo ruin a lo selecto.”


Porque otra cosa no, pero a Mazón se le veía venir de lejos. Su pasado orgánico en el partido siempre a la sombra de Zaplana, su paso por la Cámara de Comercio y por la Diputación de Alicante no estuvieron exentos de polémicas. Aunque, quizá, fueron precisamente esas sombras las que lo convirtieron en el ungido por un Partido Popular que, de sus cinco presidentes, cuatro acabarán enfrentándose a la justicia. Y eso, a estas alturas, ya no puede considerarse casualidad.

Llegados aquí, conviene recuperar la pregunta que se hacía hace un año Joan Romero, catedrático emérito de geografía humana: ¿qué impulsa a quienes carecen de capacidad y convicción a aferrarse con uñas y dientes a responsabilidades que los superan?

Una pregunta que alcanza también a Feijoó, cada vez más parecido al Ingenioso Hidalgo de quien Cervantes decía no tener más camino que aquel que Rocinante decidiera imponerle. Vamos, lo que comúnmente entendemos como un pollo sin cabeza.




sábado, 23 de agosto de 2025

ON DORM LA LLUNA BLANCA

 








“ ON DORM LA LLUNA BLANCA”

 


Els vols directes a Alacant des de Noruega, després de la  pandèmia s’han convertit en una quimera i, avui, quan em disposava a empendre el penúltim «transfer» cap a Estocolm des de Oslo i, segons abans  de retornar el telèfon a «mode avió», rebo una allau de missatges i, entre ells, el de Vicent Pérez on m’explica que el nostre amic comú, Miquel «El Forner», acaba de morir. Es el segon propietari del mític Cinema Roma de L’Alfàs que ens deixa en aquest any fatídic per a la família i amics.

Es cert que Miquel no anava gairebé de salut, però tenia, com solem dir nosaltres «el cabet a la feina» i no pensaven, - almenys jo no ho feia- que ens deixaria tan aviat. De fet volia trucar-li  aquesta setmana.

Malgrat la diferència d’edat, es podria dir que Miquel i jo erem amics de tota la vida, amb una amistat cimentada als inicis  de la nostra democràcia que, ingènuament, pensàvem que duria sota el braç solucions per a tots els nostres problemes i també,- i això és molt important-  el tant anhelat Estatut d’ Autonomia amb el que haviem de recuperar les nostres senyes d’identitat després de la llarguíssima nit del franquisme.

I així, no hi havia acte al qual no assistíssim, en places de bous o auditoris, on anàvem entusiasmats a gaudir amb les cançons de Llach o a escoltar un Joan Fuster ja crepuscular, però encara lúcid i incisiu.

Era una amistat que havia de perdurar en el temps amb el tradicional dinar del 9 d’Octubre, les festes, els dinars i sopars. Socarró i sarcàstic com era, treia el millor d’ell a partir del segon gintònic —encara que ja solia despuntar amb el primer.

Però he de dir aquí, en honor a la veritat, que quan vingueren mal dades en el meu fugaç pas per la política municipal, vaig poder comptar sempre amb el seu suport i lleialtat, perquè també era capaç de dir les veritats quan l’ocasió ho requeria.

I, finalment, hi havia la seva faceta de cinèfil empedreït. No hi havia estrena en què no ens veiérem peregrinant pels cinemes de BenidormCapitol, Ruzafa, Nereida—, avui desapareguts, per veure, per exemple, NovecentoEl caçador, El padrí i tantes altres.

Precisament per això no trobo forma millor d’acomiadar-me d’ell que amb les paraules que pronunciava Paul Newman, encarnant un mafiós irlandès amb ressonàncies shakesperianes a «Road to Perdition» (Camí a  Perdició), obra mestra de Sam Mendes que l’amic Miquel em recomanava. Newman s’acomiada amb elles d’un membre de la banda que un fill seu deslleial i corrupte ha matat i a ell no li queda altra que vetllar-lo. Una escena memorable que, si no estic enganyat, va ser la darrera de Newman.

«Let’s drink to Danny’s honor. Let’s wake him to God and hope he gets to heaven at least one hour  before the Devil finds he’s dead»
(Bevem a la salut de Danny. Encomanem-lo a Déu i esperem que arribi al cel almenys una hora abans que el dimoni s’assabenti que ha mort).

Així doncs, salut, amic!
Que la terra et sigui lleu!





martes, 8 de julio de 2025

"DE LA CORRUPCION, MENTIRAS Y LEALTADES"











 A quienes ya acumulamos algunos años, nos resulta imposible no experimentar una devastadora sensación de déjà vu ante el último escándalo de corrupción, esta vez protagonizado por destacados militantes y cargos públicos del PSOE.

    Como en la famosa novela de Dickens, regresan a nuestra memoria nombres de empresas de infausto recuerdo —Filesa, Malesa, Time Export— y figuras espectrales del pasado más turbio de nuestra democracia: Roldán, Barrionuevo, Rafael Vera, Amedo, se nos aparecen en pesadillas . Aquellos hechos no solo sacudieron al partido y a su militancia, sino que tuvieron consecuencias devastadoras para toda la sociedad. Quedamos entonces a merced de lo que vendría después: los gobiernos de Aznar, con sus políticas implacables y sus mentiras, que ya entonces amenazaban con manipular elecciones y no acatar sus resultados.

    Por eso cuesta comprender que Eduardo Madina afirme no recordar situaciones comparables bajo otros liderazgos socialistas. Más aún cuando lo actual está lejos de probarse como una trama estructural del partido, como sí ocurrió bajo Felipe González o como ha sido evidente en el caso del Partido Popular, cuya sede —conviene no olvidarlo— fue literalmente pagada con dinero negro.

    Madina es, sin duda, una figura respetada dentro del socialismo español. Su valentía en tiempos difíciles, que casi le costó la vida, está fuera de toda duda. Pero desde que perdió las primarias frente a Pedro Sánchez, su discurso ha adquirido un tono amargo, en línea con otros referentes desencantados: Alfonso Guerra, Felipe González, Javier Lambán, Emiliano García-Page Todos ellos parecen hoy más cómodos atacando a su propio partido y secretario general que defendiéndolo, incluso frente a una ofensiva mediática y política brutal por parte de la derecha, la ultraderecha y la ya célebre fachosfera.

    Ni siquiera las circunstancias extremas que ha debido afrontar el presidente del Gobierno —el procés, la pandemia, la borrasca Filomena, la guerra de Putin— han despertado en ellos un mínimo de empatía o comprensión. No se pide entusiasmo, pero sí algo de ecuanimidad ante una gestión que, pese a todo, ha logrado avances significativos.

    Incluso cuando Pedro Sánchez ha demostrado un liderazgo europeo firme —denunciando el genocidio de Netanyahu o enfrentando sin ambigüedad el delirio de Trump—, no ha recibido un solo gesto de reconocimiento por parte de esta troupe. Unos, instalados en esa visión patrimonial del Estado tan típica del PP, donde siguen convencidos de que el poder les pertenece por derecho natural. Y los otros haciendo lo propio en el seno del PSOE. Ellos son los custodios de las esencias socialistas y Sánchez, una suerte de advenedizo a quien criticar , mientras dan oxígeno a los mismos que quieren destruir los avances logrados.

    En su imprescindible artículo “Corrupción española”, el añorado Santos Juliá —cuánta falta haría hoy— citaba a Karl Marx:Ninguna revolución ha ofrecido un espectáculo tan escandaloso en la conducta de sus hombres públicos como la española, emprendida en interés de la moralidad… ya fueran partidarios de Espartero o de Narváez”.

    La corrupción, en efecto, es un problema estructural y profundo. Pero hay formas distintas de afrontarla. Hoy no se lincha al denunciante, y es impensable que se rindiera homenaje a un corrupto a las puertas de la cárcel, si llegara el caso. Algo se habrá avanzado.

    Mientras tanto, para situarnos en las coordenadas correctas ante tanta incertidumbre,los militantes y simpatizantes socialistas siempre podremos aferrarnos a esa larga lista de conquistas sociales promovidas por los gobiernos de Pedro Sánchez y de persistir las dudas aplicar el criterio que sugería hace poco Ramón Espinar a quien observar la lista de enemigos que enfrenta el presidente español: Putin, Trump, Netanyahu, Orbán le impelía a alistarse en su ejército. No parece demasiado difícil detectar el lado correcto de la historia en esta ocasión.

    Porque si como advertía Santos Juliá, la democracia española solo tendrá futuro “si se revierte la huida hacia los extremos emprendida por los secesionistas catalanes y las derechas españolas”, conviene no olvidar que por fin los socialistas vuelven a gobernar en Cataluña y el secesionismo atraviesa su momento más bajo.

    El problema, de nuevo son las derechas españolas embarcadas en una peligrosa deriva que las lleva a confluir con la derecha extrema ; pero lo más surrealista de todo es que sean socialistas descontentos quienes más empeñados parecen en extender la alfombra roja a los auténticos enemigos de la democracia. A lo mejor es que no han visto lo que, con aguda ironía, retrataba Riki Blanco en una de sus viñetas : “Estáis a un Pedro Sánchez de que entren los fachas.”

    Pues eso mismo.



sábado, 26 de abril de 2025

"EL RAPTO DE BENIDORM"




EL RAPTO DE BENIDORM”



    En estas fechas, alfasinos, nucieros y alteanos nos preparamos para celebrar nuestra onomástica más entrañable y festiva: San Vicent. Una celebración que habita en lo más profundo de nuestros corazones y nos transporta a momentos imborrables de la infancia, vividos primero con nuestros padres y, más tarde, con los amigos, en el incomparable paraje del Captivador y su Ermita: “encrucijada histórica de pueblos”, como reza el subtítulo del minucioso estudio que sobre este enclave y la figura del Pare Vicent realizaron con entusiasmo J. Soler, R. Frías y A. Castillejo, devotos del Santo y alfacinos de pro..

    El nombre de Vicente, por otro lado, es uno de esos pocos que resisten con dignidad el paso del tiempo, las modas y los esnobismos. ¿Quién no tiene algún Vicente entre sus amigos o familiares? Yo, personalmente, guardo especial admiración por uno en particular, al que las circunstancias me llevaron a colocar en lo más alto de mi altar laico de referentes: el añorado Vicent Pérez Devesa, alcalde de Benidorm por antonomasia. Un auténtico verso libre del municipalismo, que supo conjugar su militancia política con su amor por la pilota valenciana y la música de Lluís Llach.

    Recuerdo con nitidez aquel momento, poco después de la moción de censura en L’Alfàs del año 2002, cuando el Partido Popular celebraba la consecución, por primera vez en democracia, de su alcaldía. En la gala inaugural del Festival de Cine desembarcaron consellers, diputados y altos cargos en tal número que el espectáculo recordaba al “Día D” en Normandía. Y sin embargo, solo alguien como Vicent fue capaz de abandonar la pompa y la ceremonia para cruzar el auditorio de la Casa de Cultura, acercarse a mí —recién estrenado portavoz del grupo independiente en la oposición, al que no conocía de nada— y ofrecerme unas palabras de ánimo y una palmada sincera en la espalda. “Sic transit gloria mundi”.

    Ese gesto tuvo en mí un efecto profundamente balsámico, en un contexto de crispación extrema. Fue una lección impagable, que por suerte —pues Vicent nos dejaría pronto— pude agradecerle en persona tiempo después.

    Pero hoy no solo el recuerdo entrañable me lleva a evocar su figura. También lo hace una inquietud: la sentencia firme del Tribunal Supremo que obliga a su querido Benidorm a pagar más de 300 millones de euros, con un coste diario en decenas de miles que amenaza con devorar el futuro de la ciudad. Un golpe de magnitud similar al de la DANA en los municipios valencianos. Con Vicent, esto jamás habría llegado tan lejos.

    Lo más desconcertante es que aquí nadie parece darse por aludido. Todos esperando que escampe, en un asunto de tal envergadura que incluso en algún momento de la sentencia se menciona a la Generalitat como responsable subsidiaria —aunque no figure así en el fallo definitivo. ¿En un caso que lleva más de veinte años en los tribunales (como bien subraya el propio Supremo), nadie lo vio venir? ¿Nadie fue capaz de alzar la voz, aunque fuera para soltar un ridículo “jope”?

    Benidorm, tocada por la varita mágica en tantos aspectos, no ha tenido igual fortuna con algunos de sus alcaldes, salvando honrosas excepciones como Pedro Zaragoza y, por supuesto, Vicent Pérez Devesa.

    Catalán Chana intentó, con acierto, que la ciudad trascendiera los clichés con iniciativas como los cursos de verano junto a la Universidad de Alicante, pero fue arrollado por Zaplana y la moción de censura del “Marujazo”. Con él comenzó la fiesta… y nuestra ruina. La inauguración simbólica fue una falla monumental: Sierra Cortina. La mayor pinada del Mediterráneo ardió por los cuatro costados, como me contaba un bombero que participó en su extinción. Toda una premonición.

    A Benidorm, sin embargo, el cartagenero Zaplana le quedaba pequeño. Nunca fue más que un trampolín. Fenoll no pasó de ser una especie de ortodoncia en la política municipal, y Agustín Navarro, ya con el PSOE, bastante hizo con lo que tenía al lado (y, sobre todo, detrás).

    Por eso muchos quisimos ver en Toni Pérez, con el plus simpaticón de su xirimita, una suerte de reencarnación de Pérez Devesa. Pero el tiempo —ese escultor implacable, como decía Yourcenar— ha ido perfilando sus verdaderas facciones, más próximas a las del siniestro flautista de Hamelín. La sentencia del Supremo ha roto por fin el hechizo de su dolçaina, y todos han despertado… justo cuando ya están a los pies de los caballos.

    Así las cosas, solo veo dos salidas posibles. La primera, que Vicent Pérez Devesa, devoto de la patrona de Benidorm hasta el final —nos dejó el mismo día de La Mare de Déu dels Sofragis—, preste un último servicio a su ciudad e interceda ante ella. Sin olvidar, por supuesto, a San Vicent Ferrer, gran hacedor de milagros, quien en su última carta a los valencianos dejó dicho: “que vivan tranquilos, que mi protección no les faltará jamás”. Tómesele pues la palabra.

    La segunda opción es rezarles a ambos para que Trump no se entere de la situación financiera de la ciudad… y le dé por comprársela, Canfali incluido.

    Crucemos los dedos… o encendamos unas velitas. Cada cual que elija su fe.